Jorge Pineda • Vitoria
Han creado un hormigón ecológico con derivados de la producción de bioetanol. Sus inventores aseguran que es más fuerte que su equivalente convencional, y además reduce la huella de carbono de su proceso de producción.
Sustituir una quinta parte del cemento por ceniza de celulosa lo hace un 32 por ciento más resistente.
Un joven investigador de origen afgano, aunque instalado en EE.UU., ha desarrollado un hormigón más resistente y ecológico que el convencional. Lo ha conseguido mediante el uso de restos derivados de la producción de bioetanol.
«La idea es usar los subproductos derivados de la producción de bioetanol para crear un material que, como sustituto parcial del cemento, permita fabricar hormigón», afirmó Feraidon Ataie, encargado de la investigación. «Así podemos reducir la huella de carbono de los hormigones».
Para su investigación, Ataie se ha basado en los derivados de la producción de etanol a base celulosa, que tienen poco valor. Los subproductos del que se produce a partir de los frutos —como en el caso de la soja— se pueden utilizar como alimento para ganado, y por tanto se consideran más valiosos.
«Con el proceso del etanol de celulosa, el material de residuo ya no se puede usar para alimentación», afirmó Kyle Riding, profesor de la Universidad de Kansas y mentor académico del investigador afgano. «Las opciones para usarlo son pocas. Normalmente quemarlo para producir electricidad».
Para producir su hormigón ecológico, Ataie sustituyó una quinta parte del cemento necesario para fabricarlo por ceniza de celulosa. Los estudios sobre la resistencia del nuevo material desvelaron que presenta una mejora del 32 por ciento.
«Esto tiene el potencial de hacer más rentable la producción de biocombustibles gracias al mejor aprovechamiento de sus residuos, y darles un valor, y además puede mejorar la fuerza y la durabilidad del hormigón. Beneficia a ambas industrias», aseguró Kyle Riding,
Uno de los retos a los que se enfrenta esta nueva tecnología es a la desproporción que hay entre la producción de bioetanol y de hormigón, que es el material más utilizado del mundo. «Hay predicciones que apuntan a que la producción de bioetanol aumentará en un futuro por cuestiones de sostenibilidad», explicó Ataie. «Con el aumento de su producción aumentarán también los residuos de esta, por lo que puede utilizarse para el hormigón».
Este nuevo proceso también puede ser beneficioso para los agricultores. Los que planten trigo o maíz podrán utilizar los tallos para producir bioetanol primero, y vender los residuos de esto a la industria del hormigón. En definitiva, aprovechar y dar valor hasta el final a la producción de sus tierras.