Revista Sociedad
Junto con Almadén-Almadenejos y Usagre, en el Espadán (Castellón) se encuentra uno de los escasos hornos de mercurio de aludeles existentes en todo el mundo.
En la partida del Hembrar se encuentra el paraje conocido como la Erica del Vaquero de Chóvar, en la cima de una cadena montañosa que separa esta localidad con Alfondeguilla, aún perduran los restos de los denominados Hornos Viejos, hornos de tipo aludeles dedicados a la trasformación del cinabrio en mercurio.
Los Hornos Viejos fueron confirmados como de tipo aludeles hace aproximadamente dos años por el experto ingeniero Luís Mansilla, tras el visionado de unas fotos mostradas por José Manuel Sanchis. Luís Mansilla, Director de la Escuela Universitaria Politécnica de Castilla La Mancha en Almadén, que alberga, entre otros, los estudios de Ingeniería de Minas, informa que “junto con los hornos de Almadén-Almadenejos (Ciudad Real) y los de Usagre (Badajoz), los hornos de aludeles ubicados en Chóvar-Alfondeguilla, uno de los escasos ejemplares conocidos hasta la fecha de esta tipología que podemos encontrar en el mundo” y añade “aunque existen referencias en América latina, tan sólo se han hallado restos de algunos aludeles, pero no se aprecian restos de edificaciones”.
El Director de Parque Natural Sierra de Espadán, Antonio Cases, que siempre ha seguido de cerca todos los trabajos que se han venido realizando en este espacio natural de la Comunidad Valenciana, nos refiere que “la existencia de estos hornos aumenta todavía más la importancia del patrimonio geominero presente en distintas zonas del Parque Natural de la Sierra de Espadán, y que alcanza especial relevancia en el término municipal de Chóvar, donde está contemplado la construcción de un museo geológico-minero”. En este sentido Cases, nos informa “del propósito de continuar los contactos con José Manuel Sanchis, y poder contar con su excelente colección museística geominera que se ubicaría en el futuro museo de Chóvar”.
Además, al respecto del futuro socioeconómico y cultural del Espadán concluye Cases “sería interesante que en el futuro, con la colaboración de las distintas administraciones, pudiera llevarse a cabo actuaciones para la protección y restauración de las principales construcciones mineras localizadas. Estas actuaciones contribuirían al desarrollo socioeconómico de estas zonas de interior castigadas por la regresión económica y el envejecimiento y descenso poblacional”.
Los Hornos de Mercurio.
Los llamados hornos de mercurio era donde se obtenía el mercurio a partir del cinabrio, y podemos observar algunos de ellos en varias poblaciones del Espadán. Para conocer su funcionamiento debemos recordar que el mercurio es un metal que se nos presenta en los tres estados de la materia, solido, líquido y gaseoso. Antiguamente, en este tipo de hornos, se “tostaba” la mena de cinabrio (estado sólido) provocando la combustión en los hornos y los gases generados (estado gaseoso) se hacían pasar a través de un sistema de condensación, después a temperatura ambiente el mercurio tomaba su estado líquido tal y como lo reconocemos habitualmente.
Este proceso lo podemos observar en el dibujo adjunto de un horno de aludeles. (A) Lugar que alberga las retortas o calderas donde se produce la combustión del mineral cinabrio, alimentado el horno por leña. (B) Los “gases de mercurio” son conducidos a través de las piezas de barro, caños o aludeles. Tras la condensación en los aludeles el “mercurio líquido” pasa a la quiebra (C) y es conducido al final de la reguera (quiebra) a (D) la pileta ubicada en un cobertizo. Parte de los gases que no se condensaban seguían por los aludeles (E) al “contenedor de mercurio” (F) donde se recogían los restos de cenizas que aun conservaban mercurio, aprovechado mediante el “batido de los hollines”.
Noticias documentadas
Aunque sin relación directa con estos hornos, sabemos que la Sociedad llamada la Esperanza, de la que fue nombrado presidente en 1841 el Barón de Santa Bárbara, poseía varias minas en Chóvar. Por el informe de Madrid Dávila (Revista Minera), sabemos que el año 1850, la citada sociedad La Esperanza poseía las minas Diana y Don Quijote, ubicadas en Chóvar. Decía M. Dávila “Dueña (la citada sociedad) de estas dos minas, el verano de 1850 tenían unas 36.000 arrobas de mineral extraído, que por término medio producen un 1 por 100 de azogue (mercurio) para beneficiarlo en el invierno siguiente en tres hornos de aludeles, que junto a sus minas posee…”.
Ya en 1845, se conocía la existencia de hornos en Chóvar según el informe estadístico de la época presentado al Gobierno de Su Majestad el Rey “Además hay en Chóvar y otros puntos hornos de destilación para beneficiar cinabrio, aunque no están en actividad habiéndose obtenido en el año 1845 una arroba de azogue (mercurio) en todo el distrito”.
Fuente: lavozdelcronista.wordpress.com