Revista Cultura y Ocio
Vetusta Blues. –“Horror Hospital”
“Horror Hospital” es una película inglesa de 1973 dirigida por Antony Balch y producida por la Hammer, célebre productora británica. Una película de terror psicológico con mad doctor incluido y que la recuerdo como una de las que más miedo me han hecho pasar, a la altura de “El Exorcista” de William Friedkin o “En la boca del miedo” de John Carpenter. Pues bien, este hospital de los horrores me vino a la mente contemplando las imágenes, duras imágenes, de los pacientes de oncología del nuevo HUCA sentados en el suelo, esperando y desesperando. Al tiempo, cómo no, se sucedieron las declaraciones infladas de los políticos o cargos de turno contando las bondades del traslado al nuevo edificio, pintando su mundo de color rosa donde no hay incertidumbres ni padecimientos. Los pacientes de oncología tuvieron que volverse a sus casas, en esa tradición que Larra definió como nadie en aquel artículo suyo “Vuelva usted mañana”.
A pesar de los esfuerzos por maquillar las múltiples lagunas que se han producido en –sí- un traslado de gran envergadura, lo cierto es que la impresión que se está dando es lamentable. La primera batalla, otra más para infortunio de los ciudadanos, es la de los accesos. Decir aquí que no ha habido improvisación, interesada improvisación en virtud de un choque de índole política que sigue castigando a Oviedo, es mentir. Meses mareando la perdiz, en ese combate de intereses políticos vergonzosos del “y tú, más” o del “y tú, peor”, el caso es que se han improvisado malamente accesos a última hora, a ultimísima hora. Si ya Oviedo adolece de unas circunvalaciones decentes, producto de otra de esas batallitas que en el pasado enfrentaron a Vicente Álvarez Areces y Gabino de Lorenzo, historietas de cercos y demás zarandajas que culminaron con el desastre que hoy luce la capital de Asturias, ahora se une un nuevo desastre, el de los accesos al nuevo HUCA.
Lo del sistema informático Millenium está llenando de protestas del personal todos los medios. Difícil de usar, causando multitud de problemas y cuya supuesta efectividad es desmentida por quienes se las tienen que ver con él. Resistencia a lo nuevo, arguyen sus promotores. Habrá que ver cómo se va desarrollando este tema. Es de esperar que vaya subsanándose poco a poco. Lo que sí es de destacar es el gran esfuerzo que el personal del HUCA está realizando, digno de mención especial.
Y mientras, el viejo edificio mantiene un silencio similar al de los planes que hay para él. Sólo tapiar, como con tantas construcciones que se quedan sin uso, a la espera de que alguien decida qué hacer con ellos. Y que, como con la Plaza de Toros de la ciudad, vaya pasando el tiempo y la ruina se apodere de todo mientras los responsables se lavan las manos.
MANOLO D. ABADPublicado en la edición papel del periódico "El Comercio" el sábado 21 de junio de 2014