La mayor parte de las personas eligen que al morir su cuerpo sea o enterrado o incinerado. Es lo común pero hay personas que prefieren donar su cuerpo a la Ciencia. El problema es que distintos fallos en el protocolo puede conllevar que esa Declaración de Voluntades Anticipadas (DVA), que es como se denomina legalmente el acto, no se vean cumplidas y la petición del fallecido sea obviada.
La voluntad de una persona que ha muerto debería ser sagrada. El documento de voluntades anticipadas o de instrucciones previas, una especie de testamento, se refiere al documento escrito por el que un ciudadano manifiesta anticipadamente su voluntad -con objeto de que ésta se cumpla en el momento que no sea capaz de expresarse personalmente- sobre los cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de sus órganos.
Su aplicación se entiende en previsión de que dicha persona no estuviese consciente o con facultades suficientes para una correcta comunicación.
Para que sea siempre efectivo, este documento deberá incorporarse al Registro de instrucciones previas correspondiente y a la historia clínica del paciente tanto para facilitar su acceso por los profesionales médicos como para que se pueda efectuar su revocación o modificación.
Pero esto en ocasiones (no sabemos exactamente en cuántas) NO ocurre. Es lo que le ha sucedido a E.M. con su madre. A los 77 años, cuando se acercaba su muerte, dejó por escrito el deseo de que su cuerpo se donase a la investigación científica. Pero la realidad ha golpeado con toda su crudeza a la familia. Resulta que en el hospital de Albacete donde murió esta persona, no hay ningún protocolo elaborado para la donación de cuerpo.
Además, por lo general los médicos tienen un desconocimiento absoluto de lo que son unas Voluntades Anticipadas y sólo a raíz de la reclamación familiar, hace algo más de un año, al fin se incluyeron en la Historia Clínica de la madre, cuando esto es obligatorio hacerlo en el momento de suscribir la VA.
Creo que es gravísimo porque unas voluntades anticipadas tienen la validez de un Consentimiento Informado y nadie ha hecho nada. Continúa sin elaborarse un protocolo para la donación de cuerpos y vamos camino de los cuatro años del fallecimiento de mi madre. Somos miles de personas quienes hemos suscrito este documento. ¿Ocurre igual en todos los hospitales?”, se pregunta E.
En el Bufete Almodóvar & Jara llevamos el caso de esta familia que pretende dejar constancia ante el juez de que no se han cumplido las voluntades de su madre y que los responsables del hospital continúan sin hacerlo.
Está cometiéndose un gran error y lo peor es que las autoridades sanitarias han entendido perfectamente el problema y han comentado la falta de conexión existente entre los diferentes departamentos de la Administración y los centros sanitarios para dar cumplimiento a estas Voluntades, fallando la conexión por parte del personal sanitario, bien por desconocimiento del tema o por obviarlo absolutamente, demostrando una gran falta de respeto hacia los deseos de los otorgantes.
E. solicita que se elabore un protocolo de actuación, conjunto, entre los centros hospitalarios y la Universidad de Castilla-La Mancha, dirigido a dar cumplimiento al proceso de donación de cuerpo de aquellas personas que hayan suscrito una DVA y lo hayan incluído en dicho documento.
Dicho protocolo debe eximir de la obligación de realizar cualquier trámite o gestión al otorgante, previamente, o a los familiares en el momento del fallecimiento de éste. Serán los servicios correspondientes de la administración autonómica que ofrece la prestación de estos servicios los que establezcan un procedimiento interno que GARANTICE el cumplimiento de las Instrucciones Previas”, argumenta esta persona.
Una vez elaborado dicho protocolo, deberá comunicarse a todos y cada uno de los solicitantes para que tengan conocimiento de que, por fin, después de terce años legislado, la Administración va a cumplir con la normativa.
En caso de no producirse esta elaboración de protocolo, E. procederá a trasladar a los juzgados correspondientes el FRAUDE padecido por miles de ciudadanos que depositan su confianza en la Administración, esperando que ésta dé cumplimiento a sus deseos tras haber procedido a suscribir un DVA de acuerdo a las pautas exigidas por la propia Administración.