Hostiles (2017), de scott cooper.

Como bien sabemos, Estados Unidos se forjó a base de violencia, un origen en el que los nativos americanos no tenían cabida. Por eso el título de la película hace referencia a todas las partes del conflicto - las llamadas Guerras Indias - que estuvieron presentes en el horizonte del Oeste americano en las décadas finales del siglo XIX, junto la Guerra Civil. El protagonista de la película es un militar que ha visto y vivido demasiado, ha visto morir a numerosos amigos y ha matado a numerosos indios, por los considera enemigos y los odia. Como última misión antes de jubilarse se le encarga llevar a un antiguo jefe cheyenne, que se encuentra muy enfermo, a su tierra sagrada para morir allí en paz. El viaje que emprende será casi iniciático para el capitán Blocker, que va a encontrar todo tipo de dificultades para cumplir su misión. Nos encontramos en una época en la que la mayoría de los nativos americanos ha aceptado que han perdido sus tierras para siempre, aunque quedan todavía muchos grupos dispersos que atacan a los colonos blancos, por lo que todavía se mantiene el sistema de fuertes defensivos en medio de la nada que hemos visto en tantas películas de John Ford. Hostiles es respetuosa con la tradición clásica de Hollywood, pero tiene su propia personalidad, sobre todo en cuanto al tratamiento de la violencia, mucho más explícita y realista, lo que nos da una idea de lo que debía ser vivir en épocas pretéritas con ese miedo primitivo instalado siempre en el ánimo de cualquier viajero. Una película a reivindicar que apenas tuvo repercusión en España.

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