Cristina Sanjuan es una joven madrileña que ha elegido una habitación del Hotel Almirante en Ribanova para morir. Aunque nadie en la ciudad la conocía, Cristina tiene un motivo para seleccionar el escenario de su suicidio. La muerte de la muchacha supone un cambio definitivo en los planes de Rosalia Leal, la directora del hotel y el último miembro de la saga familiar: inesperadamente, su destino de soledad, que parecía irremediable, se mostrará con un nuevo rostro, una nueva realidad cargada de esperanza.
Formato: Tapa blanda bolsilo
Sobre el autor: Marta Rivera de la Cruz
"Las tres niñas iban ya al colegio, y al regresar de la escuela comían sin molestar y ayudaban con gusto en algunas tareas menores. A medida que fueron creciendo las tres demostraron un extraño interés y un talento natural para la cocina, y a pesar de que su madre habría preferido que se hicieran modistas, empleadas de floristería o dependientas de tejidos, ellas eligieron libremente el colaborar con Tana Leal en el negocio de la fonda, que iba viento en popa. Así, observando a su madre y siguiendo su propio instinto [...] fueron convirtiéndose en cocineras profesionales [...]".
Buscando lecturas ligeras pero con "sustancia", tropecé por casualidad con este libro de Marta Rivera de la Cruz. Es una novela corta, ligera pero con muchos ingredientes que la hacen entretenida. En ella se entremezclan el amor, las intrigas y secretos familiares pero por encima de todo, lo que más destaca es la pasión por la cocina, la comida y todo lo que la rodea.
Ni el Hotel Almirante ni los personajes que en él aparecen, son diferentes ni destacan por nada especial. Todo es bastante sencillo y similar a otras historias que he leído de este estilo. Creo que la magia de esta novela radica en la forma en que está escrita, como a todo se le da su espacio y hasta cierta importancia. Todos los detalles cuentan. Marta Rivera crea personajes muy versátiles, situaciones irónicas y divertidas que atrapan.
Se desarrolla en Ribanova, un pueblo imaginario pero que bien podría ser Lugo. Están muy bien descritos los lugares, los usos y costumbres de las personas que habitan el pueblo, así cómo los platos más típicos del lugar, las celebraciones y fechas importantes.
Doña Antonia García de Leal junto a sus hijas, son mujeres que dentro de lo corrientes que son, resultan algo inusuales. A ninguna les preocupan las cuestiones típicas o que "deberían interesarle a las mujeres". Todas tienen en común además del parentesco, esa necesidad de crear y experimentar con los ingredientes, los sabores y las sensaciones que estos provocan en las personas, lo demás para ellas carece de valor. Dentro de la cocina es donde está su mundo y todo lo interesante para ellas ocurre ahí dentro, fuera es todo incierto y carente de significado. Divertidas, tozudas y en algunos momentos hasta surrealistas, pero siempre aportando ese punto de frescura a la historia.
Empecé a leerlo sin más y de repente me sentí atrapada por la historia que te envuelve y no te suelta hasta el final, que por cierto me gustó y desconcertó por lo inesperado. Me ha gustado tanto el estilo de esta escritora (de la que no había leído nada anteriormente) que de repente compré varios suyos y los iré leyendo entre una y otra lectura más densa.
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