“Entre el azul y el verde”, en
posición dominante sobre la bahía de Arbe, se erige este establecimiento del
que seguro no saldrás defraudado gracias, entre otras cosas, a la amabilidad de
sus propietarios y al cuidadoso diseño de sus instalaciones.
Cuando a muy primera hora llegamos al hotel, una vez
aterrizados en el aeropuerto de Sondika (Bilbao) en un tempranero vuelo
procedente de Málaga, nuestra habitación –como es lógico- todavía no estaba
disponible. Comenzaríamos desde aquí nuestro recorrido por toda la Costa Vasca,
y no había tiempo que perder; sin embargo, Itziar, una vez hechos los trámites
de registro calmó nuestra ansiedad ofreciéndonos un desayuno para degustar
relajadamente en un mirador del hotel sobre el Mar Cantábrico. A buen seguro
que era un excelente comienzo y que, tal y como después sucedió, presagiaba que nuestra
estancia aquí iba a ser muy agradable.
La sinopsis del Hotel Arbe, tal y como se señala en su
página web, es acertada y realista. El diseño del hotel, así como de sus
instalaciones adyacentes, tiene un aire vanguardista y perfectamente encuadrado
en el entorno. Un detalle curioso, entre otros: no existen llaves de
habitación, así que no te preocupes porque nunca la perderás. El sistema de
apertura de tu puerta se realiza por medio de tu huella digital; la tuya o la
de tu acompañante, de la misma forma que la de la puerta principal de entrada
al establecimiento. El respeto por la ecología y el medio ambiente es
encomiable y así me lo explicaba Iñaki. La climatización de todo el edificio,
sea invierno o verano, se realiza con energía geotérmica. Una serie de tubos se
adentran en el subsuelo más de 80 metros, donde se ha creado una red que
aporta de forma estable una temperatura ideal, sea la época que sea.
En sus únicas dos plantas se encuadran un total de 11
habitaciones, 10 de ellas dobles. Todas disponen de un amplio ventanal que,
aparte de luminosidad, te muestran la belleza de la bahía y del mar. En nuestro
caso disfrutamos de una en la planta baja, con acceso directo a una pequeña
terraza equipada con mesa y sillas, y a la rectangular y coqueta piscina. Las
habitaciones son lo suficientemente amplias y confortables para un buen
descanso. Buen gusto en la decoración de paredes, dos sillas de diseño, TV,
nevera, teléfono y acceso wifi en todas lás áreas. En nuestro caso el cuarto de
baño, con secador y productos de baño con muy buen gusto, disponía de espacio
de ducha acristalado. Si acaso un único pero: la altura del lavabo es
excesivamente baja por lo que, en mi caso (1,80 m.), resulta incómodo.
En su sótano cuenta con una pequeña sala de reuniones,
así
como un spa muy básico (sauna y dos camas térmicas). A la derecha de la entrada
principal se ubica un pequeño bar-cafetería en el que si pueden ser servidos
sandwichs; dado que el establecimiento no ofrece ni comidas ni cenas.
Sin embargo, el desayuno buffet es diferenciador y eso no
tan solo por su excelente café, de marca y preparado por ti mismo, sino también
por la maravillosa tortilla de patatas que, cada día, prepara Itziar así como
su tarta y bollería. El local de desayuno, totalmente acristalado, tiene sus
vistas a la piscina, jardín y, por supuesto, al mar.
El acceso desde la carretera procedente de Deba (más
cercano que desde Mutriku) se encuentra a unos 3 km. Vete con cuidado, para
tomar una pequeña entrada lateral que te permitirá hacer el giro hacia una
empinada cuesta. En su final, a la izquierda observarás el hotel que cuenta con
aparcamiento totalmente gratuito y en el que sobresalen, instaladas en su
jardín, dos bonitas esculturas. Así fue nuestra parada, porque la fonda la
hicimos en el restaurante Urgain, de Deba (que será tema de otro artículo) en
este establecimiento con encanto y que, desde aquí, recomendamos a todos para
disfrutar, como siempre, con mucha salud, ciudadano viajero.
Otros artículos relacionados:
De viaje por la Costa Vasca (III): De Mutriku a Orio.
Enlaces de interés:
Hotel Arbe. Mutriku.
Turismoen comarca de Deba.