Te contaré el origen de mi escapada a Oslo.
2015 fue un año de ensueño. En septiembre, mamá y papá hacían 25 años de casados, por lo que montamos la mayor jarana de ls historia. El diciembre, papá cumplía 50 años y mamá lo hacía en julio del año siguiente. A mamá la íbamos a sorprender, tal y como habíamos pensando en un principio, con un viaje a Milán y Venecia, pero sorprender a papá era mucho más difícil de lo que imaginábamos.
Cuando te di mis consejos para volar barato, te aseguré que no soy una persona de obsesionarse con destinos, es más, te aseguré que la mayoría de mi escapadas vienen marcadas por el precio de los vuelos baratos con los que me sorprendía Skyscanner. Así que, sin comerlo ni beberlo, aparecimos en pleno puente de diciembre de aquel año en la capital noruega.
Buscar alojamiento para un viaje en el que voy con gente más cercana a mi edad no es lo mismo que cuando viajas con mamá y papá, así que no podía fallar en la elección del hotel. Para esta ocasión, y tras mucho meditarlo, lo tuve claro. Quería apostar por un hotel cuyo lema era “Un hotel económico y moderno de bajo precio”. Sí, lo hice, me alojé en el Hotel Citybox Oslo.
La cadena de hoteles Citybox cuanta con dos hoteles repartidos por Europa, uno en Bergen y otro en Oslo, en el cual tuve la suerte de poderme alojar.
Estos hoteles surgieron como un concepto innovador dentro del mundo hotelero en Europa, ya que, pese a ser un hotel moderno y muy funcional, su principal motivación es ofrecer precios baratos. Sus directivos apuntan que eso se ha podido conseguir gracias a la eliminación de gastos extra que, desde su percepción, pueden llegar a ser innecesarios.
Las habitaciones son simples, pero no por ser simples están mal decoradas, sino que cuentan con un bonito diseño para hacer tu estancia un poco más amena. Los baños son elegantes, las camas bastante cómodas para lo que te puedes encontrar por el mundo y hay bastante capacidad en la habitación para guardar ropa.
El Hotel Citybox Oslo también cuenta con WiFi gratis para los clientes, aunque si no recuerdo mal y mi mente no me engaña, no funcionaba de manera plena en las habitaciones de los pisos más altos. Aun así, todas sus instalaciones siguen transmitiendo la esencia de su creación: una combinación de simplicidad con el confort a bajos precios.
Pero, sin duda alguna, uno de los puntos fuertes y, en gran parte, la razón por la que nos alojamos aquí, fue su ubicación. Se encuentra a tan solo 5 minutos de la Estación Central de la ciudad y a 2 minutos de Karl Johan Gate, que es una de las calles más importantes de Oslo.
En las habitaciones no encontrarás mini-bar. No, no es que se le haya olvidado a los diseñadores del hotel, sino que esto es una muestra más de la utilidad que persigue este hotel, es decir, Oslo está lleno de bares y no de bares cualquiera, sino de bares de gran calidad. Es por eso que a los creadores del hotel les pareció una idea absurda el hecho de poner un mini-bar en la habitación cuando fuera del hotel hay un mundo de fantasía por descubrir.
En cuanto a la limpieza, las habitaciones para estancia cortas se limpian a la entrada y a la salida de los huéspedes. En cuanto a las estancias de larga duración, las habitaciones se limpian una vez por semana. Si quieres que durante tu estancia la habitación se limpie más veces, eso supondrá un gasto extra en tu factura final.
Foto
El hotel como tal no ofrece desayuno, pero si que en la planta baja podrás encontrar una máquina con cierta variedad de comida. Y aunque esto lo descubrí posteriormente a mi estancia allí, el hotel cuanta con un partner frente al hotel llamado Rent Mel, donde te ofrecerán comida a buen precio y con descuentos por estar alojados en Citybox Oslo.
Si quieres pasar un día diferente, también puedes alquilar bicicletas para recorrer la ciudad desde solo 49 NOK.
El precio de una habitación en el hotel es de 70€.
¿Qué te parece este nuevo concepto de hotel?
Feliz día
Vicent Bañuls
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