HOTEL EL HIDALGO (***)
Autovía de Andalucía km 194
13300 Valdepeñas (Ciudad Real)
Telf: 926.313.088
Fax: 926.313.336
www.hotelelhidalgo.com
Habitación: 122
Fecha de Entrada: 09/07/2009
Tarifa: 62€ (Alojamiento y Desayuno continental)
Entre la Autovía de Andalucía y la vieja -pero todavía en uso- vía del tren hace años que se instaló este motel pensado para los largos desplazamientos por carretera de la época en la que conducir desde Madrid a Sevilla suponía una odisea. Antes de las primeras estribaciones de Despeñaperros y en mitad de la llanura manchega se levanta un complejo de edificios que de forma geométrica se van abriendo alrededor de un patio que alberga un agradable jardín y una refrescante pero antigua piscina. Un sitio para un alto en el camino. Antes parada, fonda y sueño, hoy quizá lo último sea menos justificable. Durante años fue gestionado por la cadena Meliá bajo su emblema Tryp. Antes bajo la bandera de Sol. Pero siempre ha sido El Hidalgo un punto en el camino hacia el sur.
Aparcamos el coche bajo una vieja y descuidada techumbre frente a la puerta principal que separa la recepción propiamente dicha de la cafetería. Llegamos muy tarde. Muy cansados y la acogida por el joven que atiende el mostrador es agradable, cordial y muy rápida. Nos pide permiso para quedarse con el DNI que nos devolverá mañana y así no nos entretiene más en recepción para que vayamos a descansar. Rápidamente nos entrega el llavero enorme de metacrilato rojo con las llaves y en un plano adherido al mostrador nos indica el modo de llegar hasta la habitación.
La misma carreterita que para por delante de la recepción describe un círculo en el que se van abriendo pequeños chalecitos de oscuro ladrillo y con un descuidado jardín en la puerta que albergan dos habitaciones. Junto al chalecito hay una zona estrecha en la que se puede aparcar el coche protegido bajo un chamizo. Ojo, ha de ser coche pequeño, de los de la época. La construcción en general resulta curiosa, no en vano fue premio Nacional de Arquitectura. Tras la puerta algo frágil y de apariencia castellana, iluminada con un farol sobre el dintel accedemos a la habitación. Los insectos voladores que acudieron a la luz intentan colarse.
Tras la puerta encontramos suelo de arcilla color marrón, que en general necesita un mejor acabado en cuanto a limpieza se refiere. Hay algunos insectos muertos por el suelo. Paredes amarillas. Luz escasa para trabajar pero suficiente para "un alto en el camino". A la derecha del pasillo la puerta del baño. A la izquierda una puerta cerrada que comunica con la habitación contigua. Dos pasos más adelante otra puerta nos separa del dormitorio.
Amplio, con espacio sobrante. Dos camas cubiertas por una colcha amarilla a juego con las cortinas y la tapicería de las sillas, con un cabecero y dos mesillas. A los pies de estas una destartalada mesa de escritorio cubierta con cristal con una no menos destartalada silla. Una lámpara de pié junto a un enorme armario empotrado con puertas castellanas e interior lamentablemente conservado. Junto a la alargada ventana del fondo se presenta una mesa de centro y dos sencillas butacas. El armazón de la ventana es viejísimo. Se ha tratado de compensar con una doble ventana de aluminio, pero la antigua allí queda, con la madera casi carcomida y con bichos muertos y hojas secas entre las dos.
La cama está limpia, muy confortable y correcta para el descanso. La lencería es agradable. Pero allí no hay quien duerma. El foscurit de la ventana ha desaparecido con lo que sólo una cortina amarilla intenta parar la luz del exterior. El aire acondicionado enfría de maravilla pero con una terrible sonoridad. Intentar dormir con él encendido es casi imposible. Y con él apagado corremos el riesgo de axfisia. Es lo que tiene el Julio manchego. Menos mal que en el viejo minibar se ofrecen de cortesía algunas botellas de agua mineral para pasar la canícula. Es imposible definir si la insonorización interior es buena o no porque la falta de insonorización exterior lo cubre todo. Podemos contar uno a uno todos los camiones que bajan lanzados hacia Andalucía. Igual que todos los trenes que pasan por la parte de atrás.
No hay wifi y tan sólo un enchufe junto a la puerta de entrada al dormitorio. Desde las mesillas, situadas muy por encima de las camas se pueden manejar todas las luces y se dispone de un enchufe que aparece cubierto por un aparato de estos eléctricos que mata los mosquitos.
El baño es nuevo. Muy del estilo de Tryp. Suelo y paredes de gres marrón claro. Un lavabo con encimera de mármol y un espejo. Inodoro y una ducha cerrada con una cortina blanca. Amenities sorprendentemente variadas: gel, champú, jabón, gorro de ducha y peine. La presión es agradable en el lavabo pero no el caudal.
En la ducha la temperatura es correcta pero no así el caudal y la presión. Demasiado aire por medio unido a poco caudal hacen difícil despejarse después de una noche a trompicones. Toallas abundantes, limpísimas y prácticamente nuevas.
En la cafetería, llena de viajeros se nos ofrece un desayuno a base de café y bollos servidos con esmero y simpatía. En el mostrador los trámites de pago son algo lentos pero cordiales y amables interesándose por nuestro viaje, aunque no por el descanso... No mentes la bicha!.
Calidad/precio: 5
Servicio: 8
Habitación: 4
Baño: 6.5
Estado conservación: 3.5
Valoración General: 4.5