Revista Opinión

Hotel europa (jaén)

Por Candreu
HOTEL EUROPA (JAÉN) HOTEL EUROPA (***)
Plaza de Belén 1
23001 Jaén 

Habitación: 209
Fecha de entrada: 26/06/2020

Tarifa: 66,66 (AD) En el mismo centro de la ciudad. Junto al casco histórico y a la zona comercial, en una pequeña plaza rodeada de casas bajas encontramos un pequeño edificio de cinco alturas, empotrado junto a otras viviendas. Planta baja en gris y cristal con la recepción. Dos puertas de acceso. Una con escaleras, un jardín central y otra entrada con rampa. Por encima, el edificio se presenta pintado totalmente de blanco, con enormes letras de distintos tamaños y estilos pintadas en negro: Jaen, Europa, Hotel.

Tras la puerta de acceso, hay un espacio amplio y profundo. Atravesamos dos pequeñas jardineras a cada lado y quedamos frente a la recepción, que queda a la derecha. Se trata de una mesa baja en forma de U, en blanco y protegida con enormes mamparas de metacrilato que cuelgan desde el techo, que para algo estamos en pandemia. Sentado tras la mesa, un hombre nos atiende amablemente. El trámite de check in resulta cansino, como siempre. Un DNI, el otro... Y mientras tanto, poco más. Sobre la mesa, un montón de displays con carteles avisando de demasiadas cosas: mascarillas, gel, el desayuno, el acceso al hotel... Por fin nos entrega un documento a firmar y una tarjeta blanca con una pegatina con el número de la habitación que hará de llave. Además nos indica el horario del desayuno. No hablamos del wifi, pero luego desde la habitación llamamos y nos indica la extraña contraseña. Es gratuito y funciona bastante bien en todo el edificio. A la izquierda de la recepción se abre un gran espacio que hace las veces de business center, desayunador y zona de descanso. Hay sofás, mesas, sillas, el espacio para el buffet. Todo ello rodeado de paredes pintadas en blanco, y en gris con grandes dibujos y grafitis con siluetas de la ciudad y la provincia y algunas frases de poetas de la zona. Al fondo del todo, una mini terraza acristalada con paredes en verde botella intenso y las mismas letras que en la fachada exterior. La única luz que entra, que no es poca, viene de la calle a través de la cristalera de entrada. En cualquier caso la sensación, aunque moderna resulta algo gris y languideciente, quizá acentuada por el brillante suelo blanco porcelánico. Frente al mostrador de recepción hay dos puertas metálicas. Entre medio un totem con un dispensador de gel hidroalcohólico. A la derecha el guardamaletas y a la izquierda, el ascensor. Este resulta angosto y pequeño: para dos personas con poco equipaje. Un altavoz indica por qué piso vamos pasando. Un espejo de medio cuerpo en la pared del fondo. El resto de paredes pintadas en morado con escudos de la ciudad en la parte superior de cada pared. Carteles plastificados con horarios y descripciones de algunos servicios del hotel por todos los sitios. Las puertas se abren a un pequeño recibidor. Suelo de moqueta gris, muy mullida y acolchada con algunos motivos en rojo. La pared de enfrente, muy cercana, pintada en rojo fuerte con un 2 enorme en blanco y varias indicaciones con la ubicación de las habitaciones. Techo practicable en tono gris oscuro demasiado bajo. Nuestra habitación queda hacia la izquierda, después de atravesar una puerta de madera gris con pomo en metal. Tras ella encontramos la puerta de la habitación, también en gris, moderna, con un sensor al que acercar la tarjeta. Junto a la puerta, hay un piloto de luz verde, que torna a roja cuando tras abrir la puerta introducimos la tarjeta en la ranura de la luz, como para indicar que la habitación está ocupada. 

HOTEL EUROPA (JAÉN)
La sensación al entrar es de fresco y luminosidad. Suelo de madera blanca clara, limpia y cuidada. La pared de enfrente en un intenso verde botella. Hacia la derecha dos pasos de pasillo ancho y la habitación, grande y espaciosa. Allí mismo dos camas, con un cabecero de madera clara, la misma con la que jugarán todo el mobiliario de la habitación. Sobre este, la pared sigue en verde. Arriba en el techo, sobre las cabezas de la cama, dos puntos de luz. A cada lado sendas mesillas vacías por dentro. Sobre una, un teléfono negro. En ambas, enchufes, interruptores y dos lámparas metálicas de forma rectangular que emiten luz hacia arriba y hacia abajo. Las camas están vestidas con una sencilla colcha de color crudo. Dos almohadas en cada una. Aunque el equipo de descanso es cómodo, la cama resulta corta para los que somos de tamaño excesivamente alto. Las sábanas limpias y quizá algo ásperas del lavado industrial. Junto a una de las mesillas cuelga feo sobre la pared un folio con algunas instrucciones sobre la política anti tabaco del establecimiento. El descanso no es difícil, porque el hotel resulta tranquilo, y nuestra habitación queda aislada. Aún así se escucha de vez en cuando algún portazo en otros pisos.  Hacia la derecha de la habitación está el armario. Empotrado con puertas correderas. En una mitad, un colgador alto. Arriba, en una balda, una manta extra. En la otra mitad, cajones, baldas y la caja fuerte. Junto al armario un maletero de madera a juego con el resto de mobiliario de la habitación. Sobre él, el sencillo display del aire acondicionado que funciona perfectamente de forma eficaz y silenciosa: una pantalla digital y tres botones, uno de encendido y apagado, y otros dos para subir y bajar la temperatura. En la pared enfrentada a las camas hay una ventana y un balón con vistas a un estrecho patio interior pintado en blanco con las mismas letras negras que la fachada. Ambas están cerradas por sendos foscurits blancos y visillos en crudo. Ninguno de los dos termina de cerrar bien y por la mañana desde bien temprano la luz inunda la estancia.  Entre la ventana y el balcón hay una mesa de escritorio generosa. Con una silla de polipiel cruda y patas metálicas. Sobre la mesa una carpeta con información del hotel, el mando a distancia de la televisión y una lámpara de mesa con pie metálico y pantalla en color arena. Bajo la mesa, una papelera metálica y sobre ella, colgando de la pared, una televisión plana con los cables colgado por la pared hasta el enchufe. Hay dos enchufes allí disponibles, para enchufar algún otro aparato electrónico, a cambio de desenchufar la televisión o la lámpara. 

HOTEL EUROPA (JAÉN)
En la pared del fondo, junto a una silla que desentona en madera y tapizado morado, hay un hueco sin puerta que entra al baño. Está separado en dos tramos. En el primero, como insertado en la habitación, encontramos el lavabo. Con una encimera blanca grande. Bajo ella una balda con dos generosas toallas de ducha y dos de manos. Correctas en factura y cuidado. Sobre la encimera en una bandeja de plástico blanco hay dos vasos, tres botes de champú-gel y una pastilla de jabón. Sobre el lavabo, un espejo grande de lado a lado que llega casi hasta el techo. El lavabo, redondo y pequeño incrustado en el centro de la encimera tiene el lavabo algo descolocado, y demasiado fuera de la pila, haciendo algo incómodo el lavado de manos. En la pared derecha, un secador de pelo de escasa potencia y en la pared izquierda, un espejo de aumento. Un punto de luz grande, situado en el centro del techo de esa zona llena el espacio de luz, algo fría. La pared tras el espejo aparece pintada en un color malva también vivo.
HOTEL EUROPA (JAÉN)

A la izquierda del lavabo, una puerta de madera gris da acceso a otro espacio generoso con el inodoro, el bidet y una cabina de ducha. El suelo sigue siendo de la misma madera que la habitación, y las paredes una gris y la otra malva. Detrás de la puerta hay dos esconchones grandes en la pared. La cabina de ducha resulta grande y generosa. Teselas grises en el suelo y algo más claras en las paredes. Mampara fija de cristal con un detalle en vinilo morado. Dentro una ducha de teléfono y una regadera efecto lluvia. El grifo resulta algo lioso de utilizar, pero una vez que uno entiende que el grifo de abajo es para la potencia, aunque tenga un piloto azul, y el de abajo para la temperatura, aunque tenga un piloto rojo, ofrece un excelente caudal, temperatura y presión. A los pies de la ducha, una pequeña alfombrilla de baño. Luz igualmente fría en esta estancia.

El desayuno, aunque es buffet, se encuentra muy limitado por las medidas de seguridad anti coronavirus. Unas cuantas mesas protegidas con metacrilato permiten ver los productos, y una camarera nos los ofrece en una bandeja tras nuestra selección. El surtido es algo justo en la oferta, pero aceptable en la calidad destacando los panes de diversos tipos y el aceite local también de diversos tipos. A ello se le añaden zumos, cereales, fiambres y queso, tomate rallado y algo de bollería. El café, preparado en una máquina expresso es bastante aceptable.

Después en la recepción, la misma frialdad que en la llegada y el mismo tedioso procedimiento de factura y pago. Al menos como no hay minibar en la habitación no nos tienen que preguntar por él. El recepcionista se interesa por la continuación de nuestro viaje y por si necesitamos ayuda con ello, cosa que agradecemos.

Calidad/precio: 8.5

Servicio: 8
Ambiente: 7
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 8
Desayuno: 7.5

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