Maestro Montero 12
18004 Granada
Habitación: 334
Fecha de entrada: 10/04/2015
Tarifa:
Un enorme y moderno edificio de piedra natural, situado a un paso del centro de la ciudad pero al lado de la ronda de circunvalación, junto a un centro comercial y de ocio nos recuerda aquella época de finales de los 2000 en la que se construyeron hoteles por todos los sitios aprovechando el tirón del boom inmobiliario.
Tras una zona de descarga de viajeros situada entre la acera y el edificio, accedemos a un enorme atrio abierto. En el suelo, en letras gigantes doradas, el logo del hotel. A la derecha, el acceso al centro de convenciones y salones. A la izquierda, el acceso al hotel. Unas puertas correderas de cristal nos dejan en la recepción. De considerable tamaño rezuma ese aire de opulencia de aquella época. Una mesa ricamente labrada con un jarrón sobre ella nos recibe en el centro. A su alrededor, butacas y sofás para la espera y la tertulia. Sobre ella, una enorme lámpara de cristal con aire algo rococó. A la izquierda el largo mostrador de recepción y la consejería. A la derecha una amplia escalera giratoria sube a la primera planta. Al fondo la barra del bar y los ascensores.En recepción el trato sólo podemos decir que fue fugaz. "Buenas noches, tenía una reserva a nombre de Carlos Andreu", "Buenas noches, efectivamente, aquí la tiene, habitación 334". Pues ya está... Sobre el mostrador de recepción hay un metacrilato con un cartel en el que se presenta la clave del wifi, gratuito y veloz. Cuatro enormes ascensores, que se quedan escasos en algunos momentos punta del día, nos conducen a las habitaciones. Amplios, cálidamente oscurecidos, con varios carteles que presentan los servicios del SPA del hotel. Al salir del mismo, llegamos a un recibidor que ses abre a derecha e izquierda, vestido con moqueta marrón clara, paredes ocres y varios espejos y mesas. Luminosidad algo fría.
Desde allí, a un lado o a otro, accedemos a sendos patios abiertos en el centro en los que cuelgan enormes arañas de cristal y alrededor de los cuales, se abren las habitaciones. Pasillos amplios, moqueta marrón oscura con el logo de la cadena y puertas de color marrón aún más oscuro.
Tras la puerta de la habitación los espacios se reducen un poco. Quizá sea complejo gestionar las expectativas. Asumíamos un 5 estrellas, pero no lo es tanto. Quizá encajara mejor un 4 superior o incluso un cuatro. Paredes con vescom a rayas crudas y beige, suelo de madera limpia y clara. Luminosidad puntual. Un pasillo presenta un espejo grande a la derecha y la puerta del baño a la izquierda. Otra puerta más nos separa del dormitorio y consigue aislarlo bastante. Con la puerta abierta se escucha demasiado el ruido de los pasillos. Con la puerta cerrada el silencio es casi total.
Nada más pasar la puerta, una molesta columna a la derecha reduce un poco el espacio de paso en el dormitorio. Tras la puerta, el display del aire acondicionado. Sencillo: on, off, un selector de potencia y un selector de temperatura. El equipo suena bastante y no es posible dormir con él encendido. Tampoco el sistema de temperatura va fino. Pedimos 30 grados pero tras media hora el aire sigue saliendo fresco.
A la izquierda de la puerta encontramos una pared de madera oscura que acoge tres armarios. En el primero de ellos el minibar, la caja fuerte y varias baldas abiertas de cristal. En el segundo, además de una zona de maletero y zapatero, una barra con perchas que permite colgar ropas largas. En el tercero, zona para colgar prendas cortas y varios cajones.
A continuación dos camas vestidas en un rojo chillón enmarcadas en un cabecero retroiluminado con tres mesillas que ofrecen varios interruptores y enchufes para los equipos electrónicos. Sobre las mesillas, un teléfono, un block de notas y un bolígrafo y una lámpara de noche, no demasiado adecuada para la lectura, pero suficiente para la iluminación general. Las camas son confortables. Sin más. La lencería es correcta. Sin más. Limpia. Sin más. Quizá con cinco estrellas hubiéramos esperado un colchón más lujoso, con topper y así, pero es lo que hay. Que no es malo. Y el descanso se hace a gusto. A los pies, enmarcado entre madera, una televisión plana y bajo ella una repisa con folletos del hotel y la carta del -carísimo- roomservice.
Desde la segunda cama hasta la ventana, cubierta por un foscurit cuidado y vestido con una cortina roja también chillona, hay una mesa redonda con dos butacas algo trabajadas y una lámpara de pie. Además en el rincón, un escritorio, también bastante trabajado, con una silla y otra lámpara. Delante del escritorio hay varios enchufes para el portátil y sobre él un curioso espejo redondo. Además la zona está correctamente iluminada con dos puntos de luz en el techo. Los interruptores son un poco lío y a la hora de acostarnos hay que darse un paseo por toda la habitación apagando luces. La ventana, estrecha y larga abre sus vistas al tejado del centro comercial por lo que la luz que entra es suficiente.
El baño es moderno. Quizá con una luz demasiado fría. Suelo de mármol y paredes en porcelana. A la izquierda, separado por una puerta corredera de cristal, encontramos el inodoro y el bidet. Quizá el espacio que ha quedado es algo estrecho. Pero suficiente. De frente, un doble lavabo sobre el que hay un espejo, un secador de pelo y un espejo de aumento iluminado. El doble lavabo se queda algo escaso de tamaño. Apenas queda hueco en la encimera, y más con el variadísimo set de amenities que se ofrece. Como antaño: gel, champú, sales de baño, crema hidratante, aftershave, jabón, set dental y de afeitado, costurero, lustrazapatos...A la derecha, una bañera con una mampara de cristal y con una poderosa columna de hidromasaje. Un calienta toallas presenta dos toallas de baño y dos de manos. Correctas. Sin más. De tamaño adecuado. Sin más. La presión y el caudal son correctos, pero la temperatura oscila un poco. Quizá la limpieza podía ser más intensa. Los recovecos de la columna de ducha no son fáciles de limpiar y los de mayor altura podemos descubrir en las zonas altas una pastilla de jabón ya utilizada un bote de champú a medio utilizar.
El desayuno ofrece un surtido enorme, inabarcable, aunque la calidad resulta algo más justita. Ni el zumo de naranja, ni el café que se sirve son propios de un cinco estrellas.
En el check out en el mostrador, no sólo nos preguntan por el minibar, sino también por el parking -que no hemos utilizado-. Nada más. Pagar, factura y adiós.
Calidad/precio:
Servicio: 7Habitación: 8
Baño: 7.5
Estado conservación: 7
Valoración general: 7.5