Hotel Silken Rio Santander

“Pero la fortuna de Roma, superior al valor humano, la hizo señora de España como de lo restante del mundo, menos algunos montes de Cantabria, cuya total conquista no consta de la historia de modo que no pueda revocarse en duda” (José Cadalso).

Igual que nos ocurrió en el viaje de Bélgica, para este de Cantabria también elegimos un sólo hotel en el que hospedarnos y desde allí nos movimos al resto de ciudades/pueblos. ¿Quieres saber cuál fue el elegido?

Para nuestra ruta Cántabra elegimos tener nuestra “base de operaciones” en Santander. No por nada en especial, pensamos que al ser la ciudad más grande tendríamos más oferta hotelera. En ningún momento entró en juego el factor distancia  y es que, por ejemplo, San Vicente de la Barquera que está ya junto a Asturias, se encuentra a menos de 45 minutos. Por tanto puedes moverte sin problemas de un lado al otro de Cantabria en el mismo día.

Nos queríamos dar un pequeño capricho porque llevábamos algún tiempo sin ver el mar, asique buscamos hoteles en primera línea de playa o muy cerca de ella. Tuvimos varios en el punto de mira pero lo redujimos a 3, Gran Hotel Sardinero, Le Petit Boutique Hotel Santander, y el Silken Rio Santander.

El Gran Hotel Sardinero era el más caro de todos, los duplicaba prácticamente si querías tener una buena habitación con vistas al mar. El Petit Boutique Hotel Santander era sencillamente precioso, a unas calles de la playa del Sardinero y con habitaciones tematizadas, queríamos la habitación Tokio pero para nuestras fechas ya estaba ocupada. Por tanto, nos quedamos con el hotel de la cadena Silken (avda. Reina Victoria, 153).

Nuestra habitación, la 411, era una gran estancia para dos personas dónde perfectamente podría haber entrado una cama más en condiciones hoteleras normales. Por 80 € (desayuno incluido) conseguimos una habitación con vistas al mar, que digo vistas, ¡si estirabas la mano podías mojártela de lo cerca que estás de la playa del Sardinero!

Como podéis ver, levantarse con estas vistas era todo un lujo.

La cama era bastante cómoda y de proporciones gigantescas (si me tumbaba en horizontal estirada no me salía del colchón). Y a pesar de tener el mobiliario algo antiguo no tienes la sensación de estar en los 80´s. El baño está en línea de lo anterior.

En cuanto al desayuno, la verdad es que quedamos encantados. Buffet libre caliente con una gran cantidad de productos buenísimos, bacon, tostadas con tomate o mermelada, sándwiches calientes, huevos, tortilla, embutido, fruta variada (piña, melón, melocotón, peras, manzanas, uvas…), bollería (croissants, muffins, donuts, y por supuesto sobaos), zumos, leche, café, etc… ¡Cómo veis no pasareis hambre! Creo que este desayuno junto al de los hoteles de Port Aventura han sido los más variados de los que hemos probado.

En cuanto a la ubicación, inmejorable, de 10. Cómo ya dijimos está en primera línea junto a la playa del Sardinero, creo que el mismo hotel tiene parking de pago pero nosotros aparcamos sin problemas todos los días en la calle contigua al hotel. Junto a él se encuentra el Casino de Santander y el otro hotel del que os hablamos al principio, el Gran Hotel Sardinero.

Podéis ir dando un agradable paseo  por la playa hasta la península de la magdalena (15 minutos andando). Y tenéis cerca varios sitios para comer/cenar, entre ellos uno que nos encantó, el Restaurante del Balneario de la Concha, un restaurante que está metido en la misma playa y del que os hablaremos en las siguientes entradas cuando os enseñemos Santander.

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Y si estás planeando tu ruta por Cantabria puedes leer las entradas antiguas de: Comillas, Suances, San Vicente de la Barquera o Cabárceno.