HOTEL VILLA SAN JUAN (***)
Plaza de la Constitución 603550 San Juan de Alicante (Alicante)Habitación: 307Fecha de entrada: 07/07/2022
Tarifa: 70€ (AD)
En el mismo centro de la ciudad, alejado de la playa y delante de una avenida, rematada en un parque infantil, encontramos este hotel que ocupa un trozo de un feo edificio de viviendas de estilo setentero: ladrillo, hormigón, balcones en los extremos y ventanas de aluminio rectangulares. Un par de macetas con plantas indican la ubicación de la entrada, en la misma línea de la acera, y bajo un pequeño tejadillo de mármol negro con el nombre del hotel en letras metálicas. Dos escalones o una rampa nos sitúan frente a la puerta del establecimiento, automática y de cristal con el logo del mismo en vinilo. Dentro, encontramos a la izquierda una pequeña zona con un par de butacas pegadas a la cristalera. Suelo de madera marrón clara, limpia y brillante con varios puntos de luz en el lado derecho que reflejan sobre la pared recubierta en cristal. En el otro lado, la pared, en distintas intensidades de azul y por delante un gran mostrador un gran mostrador de madera blanca en forma curva protegido por una contundente pantalla de metacrilato. Tras ella un hombre atiende el teléfono y ordena unos papeles. Cuando termina, después de un rato, nos atiende. Introduce los datos en el ordenador, nos entrega la factura, nos indica el horario del desayuno y el funcionamiento del wifi que es rápido y veloz después de introducir una clave.Seguimos avanzando hacia el interior y dejamos a la izquierda una zona de sofás con una mesa pequeña en la que se ofrece una bebida de bienvenida y un tótem con folletos de actividades y negocios de la zona. Junto al ascensor, de puertas metálicas correderas hay un par de máquinas de vending con bebidas, dulces... La sensación de frescor de la zona de recepción se destroza en el interior del ascensor. Hace un calor terrible dentro. Más ancho que largo aparece recubierto con paneles en color miel, aunque la mitad de la pared del fondo es de espejo. Moderna botonadura en metal. Las puertas se abren a un ancho pasillo oscuro con cartelería algo antigua que indica la dirección de las habitaciones. Luces indirectas encastradas en unos armarios de marquetería situados sobre las puertas de las habitaciones. Suelos de frío terrazo color vino.Traspasada la puerta de la habitación, en color madera, entramos en un espacio amplio y correcto. Suelo de cuidado y limpio parquet, paredes de gotelé en color crudo, igual que el techo. A la izquierda, dos puertas con pequeños tiradores dorados recogen el armario con un largo colgador y media docena de perchas de plástico. Por encima de este, una balda alta de lado a lado. En el suelo la bolsa de la lavandería con la hoja de pedido de limpieza. La sensación es agradable y luminosa aunque hay un punto algo anticuado en el ambiente.Ya en el dormitorio a la izquierda encontramos un amplio maletero de madera a juego con el resto del mobiliario de la habitación y junto a él una pequeña mesa de escritorio, lejos de cualquier enchufe disponible, lo que obliga a desenchufar la pequeña televisión de plasma que está sobre ella, o el minibar vacío, ubicado justo debajo, para poder conectar nuestros aparatos electrónicos. La silla en madera con asiento de terciopelo rojo resulta algo incómoda para trabajar. En la pared de encima hay un espejo rectangular y un aplique de luz en cristal.En el espacio que queda hasta la ventana hay una mesa baja con una cafetera y dos servicios de café y te a disposición del huésped. Visillos blancos protegen la ventana corredera, de aluminio dorado y persiana de las de antes que sube y baja fácilmente con una cuerda. Vistas a un amplio y luminoso patio de vecinos. Junto a ella, se ubica una butaca de terciopelo rojo bastante vieja y desgastada. En el lado derecho de la habitación encontramos, bajo un pequeño cabecero de madera, la cama. Pequeña para ser doble, grande para ser individual. Justo en el centro del cabecero, y casi a la altura de las almohadas hay dos potentes interruptores de luz, y un enchufe disponible, además de un aparato de hilo musical antiguo que no funciona. A ambos lados hay sendas mesillas, una vacía y en la otra un teléfono antiguo. La cama ofrece un colchón normal que acaba resultado cómodo. Vestida con una sábana blanca, una elegante colcha de listas blancas y dos almohadas algo duras. La pared que hay encima del cabecero, también de gotelé pero en color vainilla aparece decorada con dos láminas de Monet enmarcadas un poco torcidas. El aire acondicionado funciona a la perfección aunque de manera ruidosa manejado desde un sencillo termostato con rueda para la temperatura, botón de encendido y apagado, y tres velocidades de potencia. El descanso resulta fácil, ya que con la persiana se consigue la oscuridad total si uno es precavido y desenchufa el televisor para que se apague el piloto rojo de standby. La insonorización exterior es muy correcta, porque el patio de vecinos resulta tranquilo, pero la interior podría ser algo mejorable y se escuchan las voces y pasos del pasillo. El juego de luces resulta algo cálido, aunque escaso porque se limita a dos apliques metálicos y de cristal que se ubican sobre la cama, y sobre la mesa de trabajo. La puerta del baño, ubicada en la pared derecha de la habitación es de madera, con pomo metálico antiguo labrado. Suelo, paredes y techo son nuevos. El techo practicable con dos puntos de luz, algo fría, a cada lado. Las paredes en porcelana azul y blanca, y el suelo de una agradable tarima clara. Si embargo, el hecho de que los sanitarios sean algo antiguos dejan un sabor algo viejuno en el ambiente. Tras la puerta queda el inodoro, con cisterna, y un bidet, y sobre él un calefactor eléctrico para caldear el espacio en las mañanas de invierno. De frente, un lavabo antiguo, exento, sin encimera, con una grifería monomando algo roñosa. En un lateral, dos pastillas de jabón pequeñas envueltas en plástico como únicas amenities. Sobre el lavabo, cuelga de la pared un espejo rectangular sin marco. Bajo el lavabo una papelera de plástico blanco de pedal y una banqueta de plástico del mismo color. A la izquierda del lavabo, en un toallero se presentan dos toallas de manos, correctas de tamaño y calidad. Sobre ellas, una repisa con dos vasos de cristal y sobre ellos anclado a la pared, un secador de escasa potencia.
En el lado derecho, y protegida tras una antihigiénica cortina de tela, con algunos restos de humedad, encontramos la bañera rematada en un rociador normal con forma de teléfono. Dentro, anclado a la pared, hay un dispensador de gel y champú que saca espuma. A los pies de la misma hay un toallero algo caído de la pared que ofrece dos toallas de baño algo justas de tamaño pero de calidad y suavidad correctas. Caudal, temperatura y presión bastante correctas.
Por la mañana, en un salón (compartido con una cafetería abierta al público general) de cristal ubicado cerca del ascensor se sirve un desayuno buffet algo justo tanto en calidad como en oferta, pero correcto. Café de máquina no demasiado malo, fiambres, cereales, fruta, huevos revueltos -poco atractivos-, bacon, algo de bollería industrial, pan y zumos, siendo natural el de naranja.
A continuación, en el mostrador de recepción, algo más de interés y atención que a la llegada. Nos entregan la factura, y adiós. Calidad/precio: 6.5Servicio: 6Ambiente: 6Habitación: 6Baño: 6Estado de conservación: 5Desayuno: 7Valoración general: 6,5