Calle Postigo 5 23400 Úbeda (Jaén)
Habitación: Suite 1
Tarifa: 90€ (A+D)En el mismo centro de Ubeda, al inicio del casco histórico encontramos un edificio moderno, totalmente blanco con varias ventanas cuadradas que rompen de forma irregular la fachada. Hay una puerta lateral en una calle estrecha, y la puerta principal en un pequeño patio con unos naranjos aquí y la pequeña piscina rodeada de madera de teka un poco más allá.
Unas pocas escaleras junto a una fina barandilla de metal negro nos dejan en la entrada principal, de cristal. Sobre ella en unas letras estilizadas de hierro negro, el nombre del hotel. Y justo enfrente el pequeño mostrador de recepción en madera negra, con una pantalla de ordenador sobre el mismo y un timbre clásico de hotel. Detrás un armario biblioteca con carpetas, expedientes... Suelo de mármol, paredes blancas y un punto de frialdad en el ambiente, quizá debido a la ausencia (en ese momento de luces artificiales).
De pié nos atiende una simpática joven que se desvive por explicarnos todos los servicios del hotel: la piscina, la sala de estar, el parking cercano, el horario del desayuno. Nos dice que tiempo habrá para recoger la documentación, que se la dejemos y que nos instalemos y antes de salir nos la devolverá.
El espacio no es muy grande. Pero si moderno, muy luminoso (la luz entra por numerosos vanos que hay en el edificio, además de por la puerta principal y por una de las paredes del acceso que también es de cristal) y algo fresco, que se agradece porque fuera cae la canícula.
A la izquierda un pasillo cuesta abajo con una mesa con folletos de la ciudad sale a una tranquila y estrecha calle lateral. A la derecha allí mismo se abre la sala de estar, con varias mesas con sillas, cómodos sofás y amplios butacones. Una chimenea con tiro, para los meses de frío, varios juegos de mesa y un excelente equipo de sonido en el que podemos elegir la música que envuelva el espacio. Desde allí también podemos acceder a la piscina.
Volvemos sobre nuestros pasos por un pasillo de suelo de madera hasta el ascensor. Nuevo, moderno, con botones en un lateral y un espejo al fondo. Subimos un piso y salimos a un pasillo con una pared de cristal a la derecha con vistas al patio de entrada. Suelo de limpia madera oscura. Avanzamos el ancho pasillo siguiendo unas indicaciones en forja negra sobre paredes blancas. A tramos el suelo aparece cubierto por unas alfombras negras algo arrugadas que amortiguan el ruido de los pasos y de las maletas. Las luces se encienden con detectores de presencia a nuestro paso. Al fondo del corredor encontramos nuestra habitación.
La puerta, de madera oscura, se abre insertando la tarjeta en una moderna manivela. Dentro el espacio es grande y generoso. Suelo de madera clara muy cuidada, paredes en vescom color arena. Junto a la puerta una ranura para la tarjeta. El espacio total es rectangular, con un cuadrado en medio que alberga el baño y el armario con pasillo a ambos lados.
En el primer espacio, frente a la puerta, está el salón. En el otro espacio, el dormitorio. En ambos espacios y en el pasillo hay ventanas que dan al exterior del hotel, sobre el patio de naranjos que decora la entrada. Todas las ventanas están protegidas por un estor blanco y por un cortinón en tonos rojos metálicos. Pese a ello, la luz de la mañana se cuela a raudales en la habitación.
El mobiliario del salón se compone de un sofá con dos butacas en tonos anaranjados, una mesa baja de cristal, un maletero de madera y una mesa larga como de escritorio en madera negra. Sobre ella, una televisión plana y una cafetera de cápsulas con un generoso surtido de cafés, tes, chocolate, chocolatinas... Además varios folletos y revistas con información del hotel, de la ciudad y de la zona. La luz artificial, quizá algo escasa, se complementa de sobra con la luz natural que entra por la ventana. Todo ofrece esa sensación de modernidad algo "brillante" que se lleva en algunos hoteles.
En el pasillo en el que encontramos la puerta -corredera- del baño está el display digital del aire acondicionado. Funciona perfectamente, aunque no tiene la opción auto. Es algo ruidoso para dormir con él encendido, pero una vez encendido es sumamente eficaz y en pocos minutos tenemos la habitación refrescada.
La zona de descanso es tan adecuada de tamaño como el salón. Quizá falte un maletero. Una cama, enorme para ser individual, algo justita para ser doble, vestida con una colcha dorada y unos cojines rojizos y dorados. A cada lado sendas mesillas sobre las que cuelgan curiosas lámparas de noche de brazo enrrollado. En una de las mesillas, un teléfono. En la otra, un cartelito que indica que en el armario hay almohadas más y menos duras que la que ofrece la cama. Sobre ambas, enchufes para recargar nuestros gadets electrónicos.
La cama está vestida con sábanas blancas y una suave colcha. El colchón es cómodo y la almohada que se ofrece algo dura, pero podemos cambiarla por otra de las del armario. A los pies de la cama hay una enorme ventana a la puerta principal. Y junto a ella un pequeño y modesto escritorio de madera oscura, sumamente pequeño con una televisión plana que apenas deja espacio libre y una silla de piel blanca con patas metálicas. Bajo la mesa, un enchufe disponible.
El descanso resulta fácil. La cama es cómoda y el silencio en el hotel es casi sobrecogedor. La insonorización tanto interior como exterior (aunque fuera todo está muy tranquilo) es digna de mención. El baño quizá resulte un poco pequeño. La puerta corredera, al ser así, no aísla totalmente ruidos y olores. Paredes de mármol color arena hasta casi el techo. A la derecha el inodoro y el bidet en porcelana blanca. A la izquierda, sobre una encimera también de mármol hay dos pilas de agua de piedra oscura como pizarra complementadas con modernos grifos monomando. El caudal, temperatura y presión son muy correctos, tanto aquí como en la ducha. Sobre la encimera quizá se amontonan demasiado el completo set de amenities, en tonos marrones y verdes algo chillones (gel, champú, loción corporal, set dental, kleenex, gamuza lustrazapatos). Bajo la encimera, encontramos las toallas, de mano y de baño: limpias, cuidadas y generosas de tamaño.
La ducha se encuentra dentro de una bañera con sistema de hidromasaje y protegida por una mampara de cristal. Se remata en un grifo cuadrado y generoso de efecto lluvia. Quizá el único fallo sea que queda un poco bajito para los que somos demasiado altos, lo que nos obliga a ducharnos en incómoda postura. El grifo termostático permite adecuar perfectamente la temperatura y la presión.
Por la mañana, en un salón situado justo detrás de recepción y con una no muy conseguida iluminación se ofrece un buffet de desayuno algo limitado. No hay platos calientes y el surtido es un poco justito respecto a la calidad. Sin duda lo mejor, las variedades de aceite de la zona que ofrece para alegrar tostadas, bocadillos... Zumos (de bote), fiambres, quesos, patés y sobrasadas, cereales, yogures, variedad de panes y bollería típica de la zona. Aunque todo es autoservicio, la joven de la recepción está pendiente de cualquier cosa que uno pueda necesitar. El café, en principio es flojo, de una máquina automática, aunque la chica de recepción enseguida se ofrece para preparar un espresso de verdad.
Tras el desayuno en recepción nos preguntan por la estancia, y por si necesitamos ayuda para seguir el viaje. Pagamos y nos vamos agradecidos.
Calidad/precio: 8 Servicio: 8.5
Ambiente: 6.5
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 9
Desayuno: 6.5
Valoración General: 8