Todos solemos aprovechar los meses estivales para salir corriendo hacía algún hotel para disfrutar de unas vacaciones pero lo cierto es que los meses de otoño/invierno tienen ese toque de romanticismo ideal para escaparse en pareja a un hotel de esos que tienen un encanto mucho más allá de su categoría y en los que apetece quedarse mucho más que un fin de semana. Muchos de ellos están ubicados en parajes naturales de lujo pero que no suelen ser destinos en nuestras vacaciones de verano por esa manía nuestra de buscar siempre sol y playa pero en estos primeros días de otoño y frío y en este año en el que no hemos podido marcar días de vacaciones en el calendario no he podido evitar recordar alguna de esas escapadas. ¿Quieres hacer alguna escapada durante estos meses? ¿ Te pierdes en las páginas de reservas entre tanta oferta y opiniones? Hoy comparto con vosotros, estos hoteles a los que nos hemos escapado y a los que sin duda, volveré. Volveremos.
¿Nos vamos de escapada?
Hace 7 años cuando empezábamos esta aventura de estar juntos y entre exámenes de universas y notas que no salen, decidimos escaparnos a este lugar y a día de hoy aún no se nos han olvidado, entre otras cosas, sus desayunos. Una casa acogedora, todos los detalles cuidados al máximo, unos salones donde abrazarse al calor de la chimenea, una zona exterior perfecta para esas horas de media mañana donde el sol gana, aunque sea por momentos, la batalla a la lluvia y sobre todo, el trato recibido hacen de ella un sitio perfecto al que volver. Tan perfecto que hace un año decidimos volver con la excusa de visitar Arosa Novias y Locas Musas aunque no quedara en las mismas localidades. Esta casa es de esos lugares que son mucho más que casas rurales, son un hogar.
No debemos ser muchos los novios que terminamos la Luna de Miel en Extremadura pero nosotros, gracias a un regalo de bodas, pasamos por Las Hurdes antes de salir corriendo al norte. La Posada del Casar fue nuestra base durante esos días en los que descubrimos el fin del mundo, nos bañamos en piscinas naturales y paseamos por pueblos abandonados. En el 2012 la zona había sido arrasada por esos incendios y aún así irradiaba encanto entre las malditas cenizas. Las distintas habitaciones de La Posada, todas diferentes, su restaurante donde las calorías de los solomillos no cuentan y te encantan aunque siempre hayas dicho que eres más de pescado y el trato cercano de todos los que forman parte de elle son algunas de las cosas que nos harán volver. Que no todo en esta vida es cruzarse Extremadura de norte a sur para ir al pueblito bueno.
Era Enero, hacía frío, la maldita cuesta lo hacía todo más feo pero gracias a Selecta Hoteles un viernes al salir de trabajar pusimos ritmo a este lugar. Un hotel con diferentes edificios, todos tradicionales, todos con encanto, habitaciones decoradas con diferentes colores que te hacen volver para disfrutarlas todas y un restaurante decorado de tal manera que los desayunos en él son un auténtico lujo. Siempre digo que las pequeñas cosas son las que componen algo grande y esto se puede aplicar a este lugar. Es un hotel lleno de pequeñas cosas, de rincones, de detalles que hacen que sea mágico y que lo recorras, al menos una vez, con la cámara de fotos en mano. Y aún así, siempre descubrirás en el siguiente paseo algún rincón nuevo.