Me encanta el tema de esta nueva quedada de Hoy Compartimos. Aunque he de reconocer que me ha costado bastante más que las anteriores. El tema de este mes era:
"Me lo contó mi abuelo/abuela"
Complicado. Y no porque mis abuelos no me hayan contado cosas a lo largo de mi vida, sino porque me ha costado muchísimo darles una cierta coherencia para no desviarme demasiado de la temática de mi Blog. Y, aún así, no lo he conseguido. Pero como el tema era precioso, no pude resistirme, por lo que en la entrada de hoy me dispongo a abrir la puerta de mis recuerdos y compartir con vosotros algunos de ellos.
Yo era de esas niñas que no comían, pero nada de nada. Y para las mamis que me leáis... ¡no os preocupéis! No vamos a desfallecer por saltarnos alguna comida. Si no queremos comer, es porque no tenemos hambre. He perdido la cuenta de la cantidad de comida que mi madre encontraba en los lugares más desconcertantes... y no hablo sólo de cuando era una niña pequeña... las últimas trastadas relacionadas con la comida fueron de mi época adolescente... Qué le vamos a hacer. Comer no era lo mío.
Yo no lo recuerdo, pero mi abuela me cuenta que cuando era pequeña, para conseguir que abriese la boca, tenían que soltar a las gallinas. Sí, me sentaban en una de las ramas del manzano que tenían en el patio de la casa e intentaban que abriese la boca como fuera... Y bueno, algo entraba, supongo... Pero esa no es la historia sobre mi problema con la comida que recuerdo como más graciosa de todas las que me ha contado mi abuelita...
La más divertida, al menos ahora lo es después de tanto tiempo, fue la de una tarde durante la merienda. Como para mi comer era una agonía, me dejaban hacer cosas "raras", en plan juego, a ver si así me dignaba a probar bocado. Pues bien, una de esas veces... me metí debajo de la mesa. ¡Y oye! Mi abuela me iba dando trocitos de sandwich y parece ser que me lo comí como las balas. Todo el mundo feliz y contento... de momento.
Días después... barriendo la casa... apareció el sandwich (los trocitos que quedaban de él) debajo del sofá que había junto a la mesa. Vamos, que ese día mientras mi entregada abuelita me daba trocitos minúsculos para que comiese algo... me los metía en la boca para disimular un poco e iban derechitos debajo del sofá... Lo que viene siendo "guardar las apariencias". Un desastre... Otro truco que no funcionaba, como el del manzano y las gallinas...
Hasta la época universitaria no empecé a comer con normalidad. Supongo que eso de vivir sola es lo que tiene, no hay nadie que te obligue y claro, al final hay hambre. ¡Ahora incluso como marisco y verduras! Todo un logro... ¡Y gazpacho! Me he ganado una medallita. Yo era de esas que apartaban los guisantes de la paella... bueno, y los calamares, las almejas... Mi paella era un pollo con arroz en toda regla.
Y después de esta breve confesión sobre mis hábitos alimenticios del pasado que, espero, os haya animado a más de una mami preocupada por sus peques, os dejo una lámina que he diseñado especialmente para la ocasión. Podéis descargarla y usarla libremente, como todo lo que subo en este Blog. Y, de verdad, no os preocupéis demasiado, que cuando tenemos hambre, ¡nos comemos lo que sea! Hasta esas lentejas que llevan tres días esperando en la nevera. Doy fe.
¿Quieres seguir descubriendo más recuerdos entrañables relacionados con los abuelos de mis compañeros de quedada? Aquí os dejo el listado:
La fragua
Amor por la decoración
Nika Vintage
Podemos charlas juntas
El perro de papel
Mi pequeño gran mundo
A quien pueda interesar
Manualizando
Ruth simple life
Lo veo y me gusta
Casa Mairim
Vainilla, coco y algo más
Fetiches de cartón
El horno de mami
Mums and kids Madrid
I want it I need it
Historias y pinturas
El nido de mamá gallina
Mamy a la obra
You planter
La bici azul
Mabel's Kitchen
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Un fuerte abrazo,
Celia ♥
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