Hoy es domingo

Por Hogaradas
Esta mańana el día de asueto me ha permito darme una ducha de esas intensas, inmensas y maravillosas que pocos días tenemos el gusto de disfrutar.
Me encantan las cremas, guantes de masaje y potingues varios, y este ańo mis amigos Ovidio e Íńigo han contribuido a aumentar mis existencias con un set de bańo que me han regalado para mi cumple, y que es con el que me he despachado a gusto esta mańana en la ducha. Entre gel exfoliante, la manopla para masaje y el aroma de algodón del gel de ducha, he creído levitar, una experiencia que por otra parte no estaría nada mal por estas fechas en las que la palabra “ingravidez” nos parece un auténtico chiste de mal gusto.
Tras la ducha una buena crema corporal y el aroma de las frutas más tropicales, la papaya y el mango, uno de los regalos que los Reyes Magos han dejado en mi zapatilla para que mi rostro luzca resplandeciente y firme, que a estas edades es justo lo que necesitamos, que la ley de la gravedad nos afecte lo menos posible.
Y después una miradita al espejo, primero de reojo, tímidamente, con el miedo de quien sabe que no podemos engańar a nuestras sensaciones y por supuesto a nuestros ojos; pero curiosamente, el susto no hay sido de tal magnitud al esperado, e incluso he contemplado con alegría que la Navidad ha hecho sus estragos, como era de esperar, pero que cuando una llega con las alforjas menos cargadas también se va con ellas más vacías.
Lo peor de la mirada ante el espejo ha sido el sucumbir posterior a ese Roscón que seguro todavía ronda también por más de una casa, y la sorpresa el salir de la experiencia coronada como una Reina tras haber encontrado la figura, un precioso patito amarillo canario que sumaré al resto de figuritas de ańos anteriores.
Un inicio de mańana de lo más completo, un inicio de domingo como se merece, con calma, haciendo lo que apetezca y utilizando el tiempo necesario para que todo ello lo podamos disfrutar tranquilamente, deleitándonos con cada una de esas pequeńas cosas que conforman esos momentos que al final descubres que son los que te hacen felices, esas pequeńas cosas a simple vista tan poco importantes, pero tan placenteras y gratificantes.
El resto del plan vuelve a ser el de otro domingo cualquiera, no tener ningún plan, dejar pasar las horas haciendo o no haciendo nada, que también dejarse llevar por la pereza de vez en cuando es un sano ejercicio para el cuerpo y para la mente, y eso sí, pensar que mańana comienza un nuevo ritmo, la rutina de un día a día en el que volver a engancharnos a la realidad, e ilusionarnos con que ésta seguro que será mucho mejor que la que dejamos tras tantos días de fiesta.
Si realmente somos lo que pensamos, quizás si ponemos empeńo podamos conseguirlo y hacer una realidad a nuestra medida, pero de momento pensemos que hoy es domingo, y tenemos todo un día por delante para vivirlo a nuestra manera.