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“Que ¿qué es un libro? Lo que un hombre hace cuando tiene un estilo y ve un problema. Sin lo uno y sin lo otro no hay libro. Exento de estilo, un libro es un borrador. Exento de problema, papel impreso. El problema es la víscera cordial del libro” (Ortega y Gasset[1]).
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“No tiene sentido fatigarse en componer un libro si no es sobre algo problemático (…) Toda auténtica actividad intelectual comienza y se dispara ante la presencia de algo peligroso, azorante; en suma, de algo bicorne —que es como los antiguos, maravillosamente, se representaban todo problema” (Ortega y Gasset[2]).
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El libro, pues, al conservar sólo las palabras, conserva sólo la ceniza del efectivo pensamiento. Para que éste reviva y perviva no basta con el libro. Es preciso que otro hombre reproduzca en su persona la situación vital a que aquel pensamiento respondía (…) Cuando no se hace esto, cuando se lee mucho y se piensa poco, el libro es un instrumento terriblemente eficaz para la falsificación de la vida humana” (Ortega y Gasset[3]).
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“Un libro sólo es bueno en la medida en que nos trae un diálogo latente, en que sentimos que el autor sabe imaginar concretamente a su lector y éste percibe como si de entre las líneas saliese una mano ectoplásmica que palpa su persona, que quiere acariciarla—o bien, muy cortésmente, darle un puñetazo” (Ortega y Gasset[4]).
(0) PORTADA: 0A-Ortega y Gasset: “Azorín: primores de lo vulgar”, en “El Espectador”, Vol. II, O. C. Tº 2, p. 168.
0B- Ortega y Gasset: “Espíritu de la letra”, O. C. Tº 3, p. 513.
[1]Ortega y Gasset: “Nuevo libnro de Azorín”, O. C. Tº 1º, p. 240.
[2]Ortega y Gasset: “Alrededor de Goethe”, O. C. Tº 9, pp. 599-600.
[3]Ortega y Gasset: “Misión del bibliotecario”, O. C. Tº 5, pp. 233-234.
[4]Ortega y Gasset: “Prólogo para alemanes”, O. C. Tº 8, p. 18.
