Hubo un día, con eso del cambio de década, que me lié la manta a la cabeza, y organice mi fiesta de cumpleaños. Un momento que disfrute muchísimo, que me deje guiar por el tiempo, y en el que imagine mi país de maravillas rodeada de los míos. Un lugar donde la naturalidad tenia cabida, y en el que hasta el mas mínimo detalle tenia que estar colocado. De esto hoy hacen ya 2 años.. ni mas ni mas. Y es que hoy es mi cumpleaños, y aunque bien quisiera haber organizado otra fiesta de cumpleaños así, lamentablemente las rutinas, los proyectos y quizás que no tenga la cabeza con mucho espacio, no he podido organizar una fiesta nuevamente (o al menos de momento).
Pero quizás… en algún momento, ya sea estos días, o dentro de 15, pueda preparar un escenario tan idílico e invernal como este.
Una celebración solo apta para valientes (por eso de planearse fuera) pero que como veis, nos deja una estampa tan perfecta que inspirara la decoración de una mesa de invierno, de una fiesta de navidad, o de una romántica cena.
No me importaria organizar mi cumpleaños, plagando de magia, delicadeza y un toque invernal la mesa con la que recibir invitados en casa. Quizas sea una apuesta para mi proxima fiesta.
Una boda, un estilismo, y unos detalles que se plagan de blanco, de detalles naturales y de elementos con los que perdernos y soñar.
Sencillamente … perfecto.
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