Hoy Fue Herido El Futuro De México

“Ellos” marchan desde la avenida Insurgentes; incluso antes de ir al encuentro, “ellos” habían intercambiado algunas palabras con sus madres, no existía el temor de no volver a casa.
Avanzan hasta la explanada de Rectoría, pacíficos, con un sentimiento de firmeza que les recorre el alma, van por el silencio, por la inseguridad, por los malos tratos, por la falta de libertad de expresión, por los acosos, por la compañera calcinada, van por una y mil razones, porque son la voz de la juventud mexicana.
Dos de “ellos” se miran, se lo dicen todo con una sola mirada; el mundo de hoy los va a conocer.
Una palomilla los observa desde lejos, la naturaleza los siente, está con ellos, los abraza con una ligera brisa, pero el ambiente se torna denso, hoy no podrá protegerlos.
A la distancia, un grupo de jóvenes, “ajenos”, se acercan rápidamente; van con piedras, palos y petardos. Su objetivo no es el de “ellos”, su objetivo es la destrucción, la ambición, la soberbia, la indiferencia, ellos no son la voz del pueblo, mucho menos la voz de la juventud mexicana.
Los “ajenos” lanzan las piedras, los palos y los petardos hacía nuestro futuro; el escenario de pronto está lleno de fuego y de sangre, y nuestro futuro sale disparado en busca de un refugio; el miedo y la impotencia se apoderan del lugar; la palomilla está frustrada, incluso ella ha podido saborear el dolor de la interrupción.
Algunos de “ellos” están heridos, por su mente no hay tiempo siquiera, de recordar el rostro de sus madres; “¿qué querrá de cenar hoy Joelito?” se pregunta una de esas madres, lejos de allí, desconociendo el hecho.
Hay unos tirados, otras desvaneciéndose entre la multitud, algunos otros paralizados, una defendiendo a su gran amor, hay uno al que le cortan la oreja; hay gritos y hay dolor, hay desesperación y miles de sentimientos encontrados; hoy fue lastimado nuestro pueblo, hoy fue herido el futuro de México.