Y es que todo esto, no tiene introducción, no sé cuando empezó y no me esfuerzo por recordarlo.
Sólo sé que ayer no me encontré en el reflejo que andaba mirando.
Y ni sé, tampoco, a quién estaba buscando.
Me perdí quizás hace poco, en un día de hartazgo. En un dia o varios.
Cuando caminando por la ciudad de la siesta, me llevaron puesta varias personas.
Cuando en una clase de derechos humanos todos se pintaron de un mismo color los cráneos, y el que no iba pintado no era derecho ni humano.
Y que al decir algo distinto me convertiría en la presa fácil de una bandera de cráneos hambrientos de argumentos.
No sólo me perdí, sino que tuve miedo.
Me perdi muchas veces en poco tiempo.
Y me cansé, me cansé de todo esto.
De la inclusión exclusiva.
Del anticapitalismo que vende remeras.
De la anarquía con horarios, desde la madrugada hasta las 13:30.
De los ojos redondos de esquemas que predican libertad con oidos selectivos.
De las palabras modernas.
De la condena.
De la manera en que se entra o se está afuera.
De callar por respeto alguien que no respeta.
De no poder enumerar otras tantas cosas más porque la expresión tiene un precio.
Arta de las charlas de autoayuda facultativas.
Cansada de la lealtad a escondidas.
De las calles sucias.
De las palabras repetitivas.
Arta de mi diciendo todo esto, sin un fin determinado.
Si escribo sólo ésto , es poco.
Si no escribo, me estoy abandonando.
Si escribo distinto no me encuentro.
Y si sólo escribo, llueve la desaprobación disfrazada de consejo.
Yo debo.
Debo entender mas al otro.
Debo empatizar con aquellos que desconocen el significado de empatía.
Debo aprender todo y lo más rápido posible porque hay cosas que debería haber aprendido antes. ¿Antes de que?
Debo sonreír. Pero mas honesta. Pero no tanto. Y no a todos. A algunos varios.
Y pedir perdón, una vez mas, mas honesta, mas sencilla, mas arrepentida.
Y no llorar, no en frente de la gente, no llantos, no victima.
Y ser clara, no tanto, pero hacerme entender.
Y esquivar a la gente que no me ve. Y pedir perdón por esquivarlos. Y caminar rápido pero no tanto. Y si me atropellan, no es que no me hayan visto, es que estoy en el lugar equivocado.
Y escribir mas dulce, como un poema de esos antiguos que desbordaban rosas y al ser recitados se podia percibir el aroma del amor que ella sentía por él mientras le tomaba la mano.
Pero no tanto.
Ser mas actual, menos crítica, mas servicial, menos pesimista, mas carismática, menos sarcástica.
Menos ofensiva, mas indirecta, mas discreta, mas comprensiva, menos charlatana, mas abierta.
Menos timida, mas alegre, menos seductora, mas aniñada, no tanto, menos, mas joven, mas adulta, menos seria, menos, menos. Un poco mas.
Realista, soñadora, objetiva, subjetiva, color rosa, mas sobria.
Color negro, no tanto, mas fresca, mas alta, estilizada, menos creida, mas personalidad, menos, no tanto.
Tener éxito, mantenerlo, disfrutarlo, compartirlo, alimentar el ego, ser humilde, solidaria, gentil.
No ser débil, no demostrar debilidad, no caer, no tropezar, pedir pocos abrazos, menos, menos, no tantos. No explotar, no gritar, no criticar, no hacer sentir mal, no señalar, no llorar, en serio, no llorar.
Aceptar consejos, opiniones, retos, discursos. Sonreir.
Y entre tanto me perdí a mi.
Y al terminar esto me encuentro.
Porque puedo escribir al fin, lo que decía mi reflejo.
Y ese reflejo llora, grita, rie, pierde, sonríe, ama, odia, teme, teme mucho, mucho, un poco mas, crece, se vuelve aniñado.
Escribe para él los versos mas amados. Vive con el olor a café y los besos robados.
No estaba extraviado, estaba desobedeciendo en secreto.
¡Que reflejo mas perfecto!
Y debe ser tan parecido a otros.
Y debe ser tan lindo sin tanto despojo de opiniones.
Y debes ser tan hermoso.
Tan vacio y tan simple.
Sin presentaciones.
Hace tanto no me conocía conmigo.
Que me enamoré de todas sus partes.
Y si estuviera mal decirlo, hoy no voy a escucharte.