Un manifiesto es una declaración pública de intenciones y principios, a menudo políticos, pero también artísticos. También existen los manifiestos personales. Es cierto, puede que no estén recogidos por la historia y las definiciones tradicionales, pero desde aquí te insto a que redactes el tuyo. Porque es necesario que tengas unos objetivos, unos principios, unos valores y unas intenciones con respecto a ti y a tu vida, y el manifiesto es la forma perfecta para hacerlos tangibles y tenerlos presentes.
En el post de hoy te propongo que redactes tu propio manifiesto incluyendo tus planes (para ti, contigo) a corto y largo plazo, tus intenciones sean del tipo que sea, tus valores y aquellas cosas que, en definitiva, quieres que formen parte de tu vida y que te apetece tener presentes siempre.
Que no te dé ni pizca de vergüenza si te sale un manifiesto demasiado optimista, porque quizá escribas lo que estás deseando ser, y sea esa chispa de positivismo la que te falte. No olvides incluir tus proyectos más recientes y razones que te animen a llevarlos a cabo con éxito. Reconoce que puedes fallar, y acepta esos errores pero haz que tu manifiesto te anime a superarlos. No te dejes nada en el tintero. Tu manifiesto puede ser tan extenso como quieras.
Después, imprime, arranca o coge la página donde esté escrito y colócalo en un lugar en el que pases mucho tiempo, en un sitio donde te obligues a verlo cada día o en un objeto que utilices mucho como, por ejemplo, una agenda.
Y si quieres escribir tu manifiesto, pero no sabes por dónde empezar, puedes inspirarte en el mío. Aquí te lo dejo: