Que no se puede mezclar carbohidratos con proteínas es una de tantas tonterías que se escuchan en los círculos más snobs del panorama nutricionista actual. Y reitero lo de "tontería" porque, si esto mismo nos lo hubieran dicho cuando tiempo atrás nos teníamos que levantar a las cinco de la mañana para varear las olivas o para segar el trigo con hoz, poco menos que se nos hubieran reído en la cara. ¿Y qué mejor para recuperar fuerzas después de una dura mañana que un caliente y sabroso plato de fideos con costilla? Pues ésta receta, aunque para algún vigoréxico pueda parecer una temeridad, es un plato de cuchara muy nutritivo, sabroso, barato y fácil de hacer aunque se tenga poca experiencia en la cocina.
Para 3 personas se necesita:
- 500 g de costilla de cerdo troceada
- Una cebolla mediana
- Un litro de caldo de pollo
- 200 g de fideos gruesos
- Un diente de ajo
- Aceite
- Sal
- Colorante alimentario
Para empezar colocaremos un poco de aceite en el fondo de una cazuela y cuando esté caliente sofreiremos el diente de ajo cortado a láminas.
Una vez sofrito, echaremos a la cazuela los trozos de costilla de cerdo, salpimentamos, y rehogaremos las costillas hasta que cojan color uniforme. Conviene que los trozos no sean muy grandes para que sean más fáciles de cocinar y de comer, aunque eso ya depende de la preferencia de cada uno. Cuando estén hechos, los apartamos y reservamos.
En el aceite que ha quedado de hacer la costilla sofreímos la cebolla picada en trozos pequeños hasta que esté trasparente...
...momento en el cual echaremos los fideos y doraremos hasta que absorba el aceite que haya dejado la cebolla.
Será ese el momento justo en que tiraremos el litro de caldo. Removemos un poco y aprovechamos para tirar un poco de colorante alimentario (o azafrán según gusto y disponibilidad) para darle un color más apetitoso. Salpimentamos y llevamos a ebullición.
En el punto en que vuelve a hervir, añadiremos los trozos de costilla que habíamos reservado y, a fuego medio y vigilando que no se quede seco, lo tendremos cociendo el tiempo que indique el fabricante de la pasta (normalmente alrededor de los 13 minutos).
Transcurrido el tiempo, apagamos el fuego y dejamos reposar unos minutos a fin de que acabe de absorber el caldo que pudiera quedar.
Ya solo quedará servir, presentándolo en plato hondo. Un buen plato de cocina tradicional que, sin mucha complicación y buen precio, arreglará más de una comida... ¡y más de un cuerpo!.
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