Como siempre, una ficha técnica:Título: Kakurenbo: Hide & Seek (Kakurenbo, 2004)Género: Misterio, sobrenatural, terrorPaís de origen: JapónEstudio: YamatoWorksDirector: Shuuhei MoritaFecha de emisión: septiembre 204Capítulos: OVA única, 25 min.Web: YamatoWorks & KakurenboExtras: TráilerValoración: 8/10
¿De qué trata?Según la leyenda urbana, en una ciudad abandonada se juega el Otokoyo, una versión del Kakurenbo, donde los niños que deseen participar deben ponerse máscaras de zorros y seguir las pistas que los llevarán al punto de inicio del juego; una vez que haya siete niños se iniciará el juego de las escondidas por los oscuros callejones de la ciudad. Sin embargo los rumores dicen que los niños desaparecen uno a uno cada vez que participan, y que los culpables de estas desapariciones son demonios. Una noche, Hikora decide participar y entrar al territorio prohibido del Otokoyo para buscar a su hermana, uno de los niños desaparecidos en el juego anterior. Él y otros siete niños deben ponerse sus máscaras de zorro y abrirse paso a través de callejones y ruinas; y como si fuera poco, también deben huir de un grupo de demonios que los persiguen.
Disfruta online del OVA Kakurenbo
Seguro que todos tenéis una "oveja negra" en vuestros gustos o aficiones, una espinita clavada que os hace poner muecas cuando os viene a la memoria: esa película, libro, serie, cómic o lo que os venga a la mente que, aunque adoráis y os cautiva, hay algo que os impide conocerlo del todo para ponerlo en un pedestal o hablar con conocimiento. Es lo que me pasa con Kakurenbo, una OVA que conocí allá por 2005, no entendí tras su primer visionado y, aunque he ido repitiendo la experiencia desde entonces, sigo intentando hacerla mía. Kakurenbo contiene una historia que escapa de mi comprensión. Y por ello, me tiene hechizada.
Kakurenbo es el nombre que adopta el juego del escondite en japonés, donde al portador, o el "que la lleva", se le denomina oni, demonio en el mismo idioma. Puestos en materia, Kakurenbo va un paso más allá y nos plantea una versión de este entretenimiento infantil más oscura e incluso macabra, el Otokoyo, donde en una ciudad devastada, los niños curiosos juegan con los demonios al caer la noche e intentan superarlos. Para ello, siguen sus pistas y se introducen directamente en la boca del lobo. Solo aquellos lo bastante listos pueden superar la astucia y artimañas de estos dioses ancestrales.
Kakurenbo me parece una obra narrativa única en sí misma, tanto en historia, animación, cultura y banda sonora. Empezando por estar animada enteramente en 3D con la técnica de cel shading o toon shading, un tipo de renderización no fotorealística que simula los gráficos de ordenador como si estuvieran hechos a mano, lo que crea una atmósfera inquietantemente realista: los edificios, las luces de neón, los demonios mecanizados, las máscaras... después, el folclore japonés que destila. Nos habla de los oni, literalmente, dioses enfurecidos con la raza humana que pretenden acabar con ellos persiguiéndoles en un juego. Estos, están retratados como esculturas ancestrales adornadas con farolillos, como para presenciar los típicos festivales japoneses. Además, las máscaras de zorro que llevan los niños, el kitsune, un animal muy venerado en Japón por su carácter astuto, así como los ropajes, muy en sintonía con lo tradicional. Para finalizar, la música, frenética y siniestra que estremece ciertas escenas, que recoge hábilmente reminiscencias del teatro kabuki.
¿Qué es lo que más me atrae de Kakurenbo? Todo lo que hay en la historia en sí, y todo lo que se lee entre líneas. Kakurenbo es una obra japonesa y, como tal, nos muestra un juego infantil desde su punto de vista. Tanto las calles como los personajes, no hablemos ya de los demonios, todo son guiños de su cultura, por lo que es una historia que entiendes a partir de tus conocimientos. Lamentablemente, cada kanji y cada frase cuentan, hasta los ropajes que pasan desapercibidos nos adelantan acontecimientos, por lo que muchos conceptos, como las descripciones de los demonios o el final de un Otokoyo, quedan en el tintero, por lo que se pierde mucha información. En adición, al ser una obra tan corta, cuando llegamos al epílogo sentimos que podía dar más de sí, porque el Otokoyo nunca termina, no puede terminar, y podría ofrecer mucho más a sus espectadores.
Kakurenbo apenas consume media hora de nuestras vidas pero se adentra en lo más hondo de tu cabeza. Es una historia llena de misterio en la que cada fotograma y kanji cuenta, sobre todo por hablarnos de folclore japonés dentro de una atmósfera tétrica y con una animación espectacular. Si os gusta Japón, su cultura o sus dioses, si buscáis algo diferente, no dudéis en darle al enlace que os ofrezco arriba y jugar con auténticos demonios. ¿Estáis preparados?