La dirección de Tussam tiene los pies plantados fuera de la realidad. Sueña en mundos imposibles que sólo ella es capaz de concebir y que luego, cuando se intentan poner en práctica, se desploman como una frágil torre de naipes bajo la más suave de las brisas y cuando apenas llevan un sólo mes funcionando.
Qué se puede decir de quien impulsa una deslumbrante idea que es incapaz de convencer ni siquiera a cinco ciudadanos al día. Seguro que nos invade la sordera ante el clamor popular desencadenado por la iniciativa.
Si ésta es la eficacia de quienes tienen la responsabilidad de poner en marcha el plan definitivo que saque la empresa a flote, vamos apañados.
La dirección de Tussam se empeña en hacer el ridículo mas notorio continuamente y no sólo no tiene bastante con hacerlo, sino que pretende arrastrarnos a todos los que trabajamos en la empresa municipal. Pero estoy seguro que no va a lograrlo, porque los trabajadores para según qué cosas tienen bastante más sentido común.
Si lo de la línea C7 en Triana, en manos de una empresa concesionaria, ha sido un ejemplo de planificación estratégica y gestión empresarial brillante, yo soy Obama y acabo de regresar de Estocolmo de recoger mi flamante y preventivo Premio Nobel de la Paz.
Igual les iría mejor haciendo guiones para series de ciencia ficción, porque lo que es de movilidad ciudadana, más bien cortito.
Claro que siempre quedará la manida excusa de culpar a los trabajadores de tan estrepitoso fracaso. Así nos va.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure