Sí, ya sé, hoy cinco de agosto es la fecha en la que asesinaron a las Trece Rosas. Y, sin embargo, hoy vuelven a nacer en la memoria de la gente honrada que cree en la Justicia, la Verdad, la Reparación y la República.
Mientras que el Emérito huye para tratar de salvarse de la quema, hoy se cumplen ochenta y un años del asesinato de las Trece Rosas. Este asesinato tan injusto, impúdico y cruel como ilegal y vengativo se cometía en la cárcel de Ventas. Trece jóvenes morían por un único delito: ser rojas. Pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas o al PCE.
Un episodio que muchos tratan de tapar, mientras que otros tratamos de recordar. Fue uno de los delitos que cometieron los asesinos franquistas –ascendientes de los que se recrean diciendo que estas jóvenes eran violadoras, torturadoras, etc.-- de la ‘Victoria’. Y lo hacen con un odio inmerecido y sin el menor pudor, a sabiendas de que ante tales mentiras, son impunes.
A este retazo de nuestra historia se le ha tratado de quitar importancia por las instituciones democráticas. Lo que dice mucho del nivel de nuestra democracia. Franco nos ganó la guerra, pero lo que es más grave, viendo y repasando nuestra historia reciente vemos que, en muchas cuestiones, la sigue ganando, como el Cid, después de muerto.
Fue mi madre quien me contó esta historia. Ella estaba allí en la cárcel y pude ser una de ellas, puesto que su delito era el mismo. A menudo, a partir de los setenta, empezó a narrarnos episodios que sufrió durante la guerra y la posguerra, antes sólo el silencio por miedo. Y la de las Trece Rosas era su historia preferida.
Carmen, mi madre, había sufrido prisión, torturas, escarnio. Sin embargo, nada le emocionaba más que hablar de estas trece jóvenes, de las que pudo formar parte. Y contaba emocionada como hicieron el paseíllo triunfal que las conducía a su muerte. Gritaban, pidiendo venganza, dando vivas a la República, recordando su inocencia, mientras que las rejas que formaban el pasillo servían a las otras reclusas, que utilizaban sus cucharas y platos como elementos de percusión, como homenaje a las jóvenes y oprobio a los criminales fascistas.
Carmen Almazán murió hace quince años y, sin embargo, hoy parece que la estoy viendo comentando este lamentable hecho, con emoción y lágrimas en los ojos. Y veo un pasillo largo con suelo y techo de cemento, y márgenes con puertas y rejas que circundaban trece vidas jóvenes aclamadas, desfilando con dignidad.
Así es la vida, unos huyen para no soportar sus desvergonzadas y corruptas maniobras, entre aplausos de la derecha política y mediática, mientras que otras murieron sin razón y esperan todavía un reconocimiento. Porque la justicia y la ignominia, lo diga quién lo diga, no es igual para todos. Aquí quedan las Trece Rosas que hoy vuelven a resucitar:
Carmen Barrero Aguado. 20 años. Modista. Militante del PCE.
Martina Barroso García. 24 años. Modista. Miembro de las JSU de Chamartín.
Blanca Brisac Vázquez. 29 años. Pianista. Detenida por relacionarse con un músico del PCE.
Pilar Bueno Ibáñez. 27 años. Modista. Militante del PCE.
Julia Conesa Conesa. 19 años. Modista. Militante de las JSU.
Adelina García Casillas. 19 años. Activista. Militante de las JSU.
Elena Gil Olaya. 20 años. Activista. Militante de las JSU
Virtudes González García. 18 años. Modista. Militante de las JSU.
Ana López Gallego. 21 años. Modista. Militante de las JSU.
Joaquina López Laffite. 23 años. Secretaria. Militante de las JSU.
Dionisia Manzanero Salas. 20 años. Modista. Militante del PCE.
Victoria Muñoz García. 18 años. Activista. Militante de las JSU.
Luisa Rodríguez de la Fuente. 18 años. Sastre. Militante de las JSU.
Ojalá que un día se celebre esta fecha como una onomástica, y su falso juicio quede anulado y sustituido por la Verdad, la Justicia y la Reparación.
Salud y República