Harry Potter. ¿Qué decir que no se haya dicho ya? Podría hablar horas sobre esta saga y llorar miles de lágrimas por ella. Un ícono, un éxito, un fenómeno, la marca de toda una generación, Rowling triunfó y cambio la vida de millones de lectores y los parámetros editoriales, sentando así un suceso histórico en la literatura.
Sin embargo, considero que todavía hay mucho para analizar dentro de esta historia. Siete libros que presentan un viaje iniciático muy complejo y repleto de variados personajes deben tener algo más para decir aparte de los nombres en latín de los hechizos.Me gustaría abrir, entonces, un espacio de debate y análisis de esta historia, con toda la objetividad que me sea posible - que advierto que no será mucha, es probable que divague pronto sobre qué tanto me marcó esta saga.
En primer lugar me interesa revisar el tema de las familias. Considero que la familia como entidad tiene una presencia particularmente fuerte en esta historia - y Rowling así lo ha afirmado varias veces -, y que se presenta en diferentes asociaciones.Una primera instancia podría ser la dicotomía que se presenta entre la familia Weasley y los Malfoy, muy marcada desde el inicio de la Piedra Filosofal.
A lo largo de los siete libros se va descubriendo el funcionamiento de éstas dos familias gracias a las interacciones de Harry con Ron y Draco, con los otros miembros de sus familias e, incluso, con visitas - en circunstancias completamente diferentes - a ambas casas. Y lo que se puede ver es el funcionamiento opuesto de ambas familias y sus influencias sobre sus hijos, Ron y Draco.Las primeras oposiciones son más visibles: los Malfoy son gente adinerada y pertenecen a la alta sociedad mágica - tienen un escudo de armas, prácticamente son nobleza - mientras que los Weasley son notablemente pobres y modernos, apoyando iniciativas muggles y proyectos innovadores. Los Malfoy, entonces, desdeñan a la chusma, los magos de medio pelo, squibs y, sobre todo, muggles devenidos en magos. Son familias que se ubican en polos opuestos dentro de la escala social y política, por decirlo de alguna manera. Derecha e izquierda; tradición y revolución.De esto se desprenden sus alianzas durante la guerra: los Malfoy acompañan a Voldemort mientras que los Weasley se unen a Dumbledore y Harry.
Pero las contrapartidas no se detienen acá. Draco, hijo único, vive con la presión de responder correctamente ante las exigencias de su padre. Su desarrollo en los libros sigue este patrón, tratar de no decepcionar al padre - y sabemos, de forma explicita gracias a las películas, que la exigencia paterna está; recuerden sino la escena en la Cámara de los Secretos donde Draco cae de su escoba y Lucius le dedica una mirada especialmente despectiva -
Amor paternal.
Del otro lado, los Weasley no ejercen ningún tipo de presión sobre Ron, por el contrario, es él mismo quien se exige: ante la abundancia de hermanos, Ron siente que debe hacer algo para sobresalir, algo que ningún otro haya hecho. Molly y Arthur no pretenden obligar a hacer a Ron o a cualquiera de sus otros hijos algo que éstos no deseen. Sin ir más lejos, no obligan a los gemelos a regresar al colegio una vez que lo abandonan. Ron aprende así quién es él, qué quiere y qué sabe hacer mejor. Sus padres lo acompañan, sí, son fuertes figuras paternas, pero no tiránicas, como Lucius Malfoy.
Otra notable diferencia es el rol de la autoridad. La familia Malfoy está dominada y conducida por Lucius, el patriarca, el hombre, y Narcissa queda relegada a un último plano, mera decoración en el cuadro familiar. Incluso, cuando Lucius cae en desgracia, toda la familia se hunde con él - y allí es recién cuando se le abre el camino a Narcissa para emerger como la madre dispuesta a arriesgarlo todo por su hijo -. Draco no presenta ningún respeto especial o admiración por los personajes femeninos, tratando con especial desdén a Hermione, una de las figuras femeninas más fuertes de la historia. Los Weasley, por el contrario, están ubicados como una constelación en igualdad de condiciones regenteada por Molly, la matriarca, la mujer. Arthur es un padre bonachón, no autoritario y Molly es una madre protectora y, sobre todo, afectiva, y entre ambos se establece una relación complementaria y equilibrada, en donde la autoridad punitiva, por así llamarla, la ejerce Molly, pero de una forma completamente distinta a la de Lucius. Así es como Ron y todos sus hermanos respetan a los personajes femeninos, especialmente a su hermana, otra figura fuerte en la familia.
Familia adoptiva.
Podría continuar nombrando oposiciones: una mansión monumental para una familia pequeña, retratada con colores fríos y oscuros contra una pequeña casa armada con retazos para una familia numerosa, representada con colores cálidos y brillantes; la sumisión de los Malfoy a otra figura de autoridad, y el desprecio que sienten hacia los personajes de otras clases y realidades, y la independencia y horizontalidad de las relaciones que establecen los Weasley con todos los personajes con los que se cruzan; el maltrato al que someten los Malfoy a Dobby en oposición con el cariño que sienten los Weasley por los animales - se nombran absolutamente todos los nombres de todas las mascotas de todos los hermanos además de las diversas mascotas que tiene Ron, mientras que en ninguno de los siete libros se menciona qué tipo de mascota tiene Draco -. Y podría seguir analizando situaciones, después de todo, hay siete largos libros.
Dos familias enfrentadas, dos chicos opuestos, y dos mundos que entran en choque. Los Malfoy encarnan un orden arcaico y una mentalidad medieval que se va agrietando hasta finalmente verse fracturada, mientras que los Weasley representan un orden mucho más moderno, igualitario y afectivo que emerge triunfador cuando la guerra promedia. Los nuevos valores triunfan sobre los antiguos, superándolos, incluso con todas las disfuncionalidades que presentan los Weasley como familia - y aceptándolas como posibles, probables y sanas.