En el viaje que hice el año pasado a Huancayo, decidí ir con cuatro amigos al nevado Huaytapallana. Lo importante de esta experiencia es que casi nos morimos en dicha excursión, si!, morir, suena extraño leer esta palabra pues leerla es muy distinto a vivenciarla, algunos pensarán que exagero, otros me darán la razón, ustedes juzguen.
Estando en el congreso al que asistimos en Psicología conversaba con mi enamorada sobre ir al nevado Huaytapallana (y aunque yo no estaba muy entusiasmado) ya que no habíamos podido ir el año pasado. Se lo comentamos a unos amigos de nuestra universidad y decidímos ir al día siguiente. Buscamos una empresa de turismo que se llama Peruvian Tours, que se ubica en la Plaza Constitución N°122 - 2do piso Of. 01 (al costado de la catedral de la plaza constitución o "plaza de armas").
Conversamos con el encargado y nos explicó en que consistía el recorrido, que en resumen era salir de Huancayo, hacer una pequeña parada en un pueblo (en realidad un anexo) para abastecerse y seguir el camino hacia el nevado.
Antes de continuar con el relato es importante decir que no nos dijeron que necesitábamos de ningún equipo extra, salvo botines especiales para hacer trekking. Y hay q llevar ROPA IMPERMEABLE, BOTAS PARA TREKKING, UN TERMO CON MATE CALIENTE y si es posible una muda de ropa para cambiarse.
Para iniciar el recorrido partimos de una cabañita en la que dejamos pagado un rico almuerzo, que nos esperaría a nuestro regreso. Supongo que esa costumbre de que le dejen pagado a la señora antes de subir al nevado será para no preparar comida en vano(derepente alguien ya no regresa, jajaja!!!).
Última foto tomada al grupo de estudiantes en el mes de Octubre del 2009
El camino estaba completamente cubierto de nieve y comenzamos a bordear los cerros para llegar a nuestro destino, nos detuvimos en una roca para hacerle el pago al APU. Continuamos el camino y desapareció la nieve para dejar ver un suelo cubierto de una rala vegetación, así como un laaargo camino. Al inicio el grupo estaba unido e íbamos juntos, pero el guía comenzó a avanzar y dejar a los rezagados detrás, aunque a veces se detenía para esperar, al poco tiempo dejó de hacerlo y ... bueno, ese fue el inicio de lo que venía...
Dulce y helada caminata
El pago al Apu (parece ke no le gustó mucho al Apu)
1°ERROR: Cuando un guía va con un grupo debe tener cuidado de que no se separen mucho, en especial si el lugar tiene cierto grado de peligrosidad, o quizá si el camino no es muy visible. Es bueno que avance un poco para "motivar" a los rezagados a alcanzar a los demás, pero cuando no se puede, sólo queda esperar, NO AVANZAAAR!!!
La primera laguna del recorrido (no recuerdo el nombre)
La segunda laguna del recorrido (no recuerdo el nombre)
A medida que avanzabamos por el camino, podíamos observar los preciosos paisajes y a la vez (con mucho miedo) ver como aparecían cada vez más nubes y que la neblina se volvía más densa. Incluso, al observar el estado del día en la ciudad, antes de iniciar el recorrido, mi enamorada le preguntó al guía si el tiempo podía interferir con la excursión y el nos respondió: ... "nooo, que vaaa!!!" Al llegar a nuestro destino (en punto inicial de la caminata) el tiempo empeoró, se ocultó el sol, bajo la temperatura, garuaba levemente y la neblina se desplegaba como atrapándonos en su manto... que miedo!!!, pero el guía continuó, a pesar de que luego nos dijo que "nunca había visto q el día se ponga así".
2° ERROR: Si el guía ve que hay demasiada neblina y que el clima empeora, debe ser responsable y regresar con el grupo, sabiendo los peligros a los que los expone (ya que conoce la ruta), y en ningún caso avanzar solo con los que le siguen el paso y dejar a los demás a su suerte.
Nevado cubiero por completo de neblina (y muy densa)
La tercer laguna
EL camino se comenzó a volver más dificultoso: no veíamos 10 metros mas allá del camino, llovía, nevaba, estábamos congelados y habíamos perdido de vista por completo al resto del grupo. Sabía que con esfuerzo podríamos llegar al nevado, pero ... con qué fuerzas regresar? Deliberamos y decidimos regresar, después mi enamorada me dijo que lo que la animó bastante que mi cara estaba azul como un pitufo ( ysi que se asustó).
El camino de regreso estuvo bien, incluso recuperé fuerzas y me animé muchocon la idea de llegar "a algún sitio seguro" a pesar de no haber llegado al nevado, sin embargo, nos percatamos de que ya habían pasado 3 horas y no llegábamos, y no veíamos el camino cubierto de nieve (que estaba a unos 30 - 45 min de la cabañita de la que partimos). Después de dar vueltas, perdernos, decidir a la suerte el camino a seguir en bifurcaciones comenzamos a cansarnos (realmente). Sinceramente me sentía tan mal que de buena gana me hubiera tirado al suelo para descansar, a riesgo de morir congelado, pero sabía que tenía que regresar con mi enamorada. Cuando la ví llorar y gritar desesperadamente pidiendo ayuda decidí que fuese como fuese llegaría con ella a la cabaña y que solo me rendiría si agotaba todas mis energías. Así que comencé a adelantarme y le decía que siguiera, que faltaba poco, y trataba de alentarla y decirle que siguiera. Cuando ya perdía las esperanzas logré visualizar la cabaña y se lo grité, primero con el rostro incrédulo y luego con lágrimas en los ojos (ahora de alegría) ella corrió y me abrazó y gritó y reía, ... y yo era de nuevo feliz.
Ya adentro de la cabaña, nos dimos cuenta que los guantes y los gorros estaban empapados y nos estaban congelando, asímismo descubrimos que un buen caldo de galina puede regresarte la vida que hace poco habías perdido y seguir adelante. Esperamos y esperamos, pero no regresaban los demás. Al rato regresaron mis amigos, contanto que el guía había retrocedido y que luego no lo habían encontrado y regresaron solos. Llegaban también cansados y congelados. Estábamos haciendo bromas de los fácil que se veía sobrevivir en una isla como la de "Lost" que en un nevado cuando llegaron los miembros restantes del grupo. El joven llego completamente helado (no congelado) y se veía muy mal, la señorita se quejaba algo de que el guía es un irresponsable que se largó y que solo regresó con ellos cuando vio caer al joven. Acabamos nuestro alimentos y nos preparamos para partir de regreso a Huancayo.
Si pensábamos que las cosas no habían ido tan bien, y que no podía empeorar, el destino (o quizás el Apu) se encargó de demostrarnos que las cosas pueden empeorar, claro que sí.
Al regresar en la combi, al chofer (y en vistas que la pista estaba en muy mal estado) no se le ocurrió mejor idea que manejar como un salvaje y de este modo, pinchar y desinflar una de las llantas del carro, y por supuesto que no tenían repuesto. De modo que tuvimos que esperar que algún alma caritativa se encargara de trasladar al chofer al pueblo más cercano para inflar la llanta y luego, esperar a que alguien lo traiga de regreso. Es pertinente agregar que estabamos completamente empapados, ya era de noche, la temparatura iba bajando, los celulares no tenían señal y pasaban poquísimos carros por la carretera, además del plus de que la pista estaba completamente oscura y caminar hasta el pueblo más cercano era una travesía de una hora un poco más a pie y en la oscuridad, obviamenta nadie quiso. Ah!, verdad mi enamorada y otro miembro del grupo volaban en fiebre, uno más estaba con calentura.
Cuando ya había pasado un par de horas, con tres personas con fiebre en el carro y con el gilipollas del guía que había hecho una maldita fogata (para él) en la falda del cerro, al lado del cual nos habíamos detenido, y con la horrible visión de un station wagon color blanco y completamente vacío que pasaba por nuestro costado sin que nadie le pasara la voz para que nos llevara decidí bajarme del carro a tratar de conseguir alguien que nos llevara a la ciudad. Lo que me llevó a decidirme bajar fue el ver que pasaba un carro y nadie hacía siquiera el intento de detenerlo para pedirle que nos llevara, a lo que me di cuenta que a ellos no les importaba lo que nos pasara. Por fin paso una camioneta en la que viajaban dos señores, a los que les expliqué nuestra situación, aunque por motivos de espacio no entrábamos los 7, sin embargo decidimos que los que estaban mal entraran a la cabina, los demás atrás. E viaje de regreso no fue muy reparador (en especial porque me pelaba de frío y habían muchos baches), pero me alegraba el corazón regresar todos sanos y salvos, en especial TODOS.
EPÍLOGO
Al bajar de la camioneta, que nos llevó a una plaza céntrica (DIOS bendiga a aquellos señores que nos llevaron), decidímos reunirnos todos para irnos a quejar a la empresa, lo cual hicimos, consiguiendo que nos devolvieran lo invertido y afortunadamente, olvidándonos de ese mal momento.
En realidad la historia tiene más detalles, pero sería demasiado largo (si, aún más) contarla con todos sus detalles.
Hasta la próxima, con una nueva historia de terror!!!