Revista Deportes

Hubo un festival en ubrique....

Por Malaka
HUBO UN FESTIVAL EN UBRIQUE.... Foto: Burladero.com
Por Francisco Picornell
Plaza de Toros de Ubrique, 28 de Febrero.
Seis ratitas de Fuenteymbro
Jesulín. Oreja y dos orejas
Javier Conde .- Oreja y dos orejas.
Daniel Luque.- Oreja y dos Orejas.
Esto de las orejas en los pueblos, es batalla perdida. Es clamar en el desierto. Nos vendía canal Sur que la corrida era en directo, cuando era un refrito con una hora de retraso. Fácil resultaba el descubrir la treta. Bastaba con mirar los relojes de los comentaristas y el nivel de luminosidad de la plaza.
Por lo demás fue una sucesión de triunfalismo barato que en nada contribuye a esa pretendida defensa de la fiesta. A esta, la fiesta se la defiende con seriedad, haciendo las cosas bien. El triunfalismo nos deja a los aficionados con cara de papilionácea y conciencia de haber sido timados.
Se abrió la talega de las orejas y se repartieron sin mesura ni comedimiento, eso si, muy equitativamente, todos con el mismo número , se fueran a pelear como los niños cuando no reciben las golosinas por igual.
Se lidió un encierro de Fuenteymbro, muy chiquito,-cosa hasta cierto punto lógica, tratándose de una plaza de tercera- pero muy justitos de fuerza, que en el momento en que eran obligados daban con sus huesos en el suelo. No obstante el “maestro de la lengua” ensalzaba las “virtudes” de tan terribles fieras. Tenían medias arrancadas dada su carencia de fuerza. Jesulín no está ya ni en su línea de torero bullicioso. Se limitó a bailar y a ahogar las embestidas de sus dos reses, perfilero como pintura egipcia. Oreja y dos orejas fueron sus trofeos. Javier Conde no dio un pase en toda la tarde, muchos mantazos. Dice que empieza una nueva etapa. Digo yo que antes bailaba el vals y ahora lo hace con los ritmos modernos, pero al fin y al cabo, baila. Coge el capote casi por las puntas, lo que hace que el lance quede muy deslucido por el empleo del mucho trapo y poca técnica. Sigue llevando la muleta a media altura y citando con mas precauciones que Malagueto cuando se acerca al kiosco de su “amigo” a comprar el diario. Oreja y dos orejas, le entregaron como obsequio al final de su labor en cada toro. A Daniel Luque le cupo en suerte en tercer lugar un invalido de los que cobran pensión. Ello le obligó a llevar la muleta a media altura porque de lo contrario se caía por los suelos. Si no se obliga no se torea. Parece mentira que el toreo consista en dominar al toro y en el caso que nos ocupa se convirtió en cuidar al toro. Al sexto le dio mantazos. Oreja y dos orejas.
Todos por la puerta grande en olor de multitud, sin dar un pase. Eso si, quedan las crónicas como una tarde triunfal, cuando la realidad es otra.
Ahora vendrán a decir que así es como se defiende a la fiesta, con triunfalismos, con engaños, con el timo de la estampita.
Un saludo.

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