HUC(3): Una descafeinada película de romanos

Me pego con mi sentido del deber. Nos enzarzamos en una batalla sin cuartel. En mi escritorio hay rastros de una guerra que roza lo gore con restos de metralla de responsabilidades y deberes que me alejan de la net por todas partes. Sin embargo, una superviviente se alza de entre el caos y resurge, trayendo una nueva entrega de la sección Hace Un Cine, con una nueva crítica.
Título: Centurión
Género: Thriller Histórico
En tres palabras: Como un descafeinado
País: Estados Unidos
Duración: 97 minutos
Año: 2010
Reparto: Michael Fassbender, Dominic West, Olga Kurylenko.
Se estrenó en nuestro país: el 20 de agosto.
Sinopsis: Año 117 después de Cristo. Pleno apogeo de un Imperio Romano que se merienda a sus adversarios desde Egipto hasta España pasando por Oriente hasta el mismo Mar Negro. El norte de Gran Bretaña, por el contrario, detiene el avance de las conquistas y el imperio lleva estancado allí ni se sabe el tiempo, a manos de una escurridiza guerrilla: las salvajes y aterradoras tribus conocidas como pictos. Quinto, único superviviente de un asalto picto a un fuerte fronterizo romano, marcha hacia el norte con la Novena Legión del general Virilo, que tiene orden de eliminar a los pictos y acabar con su rey, Gorlacon. Pero, cuando la legión sufre una emboscada en un territorio desconocido al que habían sido guiados por una supuesta aliada de roma, Virilo es hecho prisionero. Quinto se enfrenta a una lucha por mantenerse con vida junto a un pequeño grupo de supervivientes y evitar a sus despiadados perseguidores pictos por un terreno hostil.
Hace un cine (domingo, 22 de agosto de 2010): Bienvenidos, mis pequeños soñadores que esperáis encontraros con una película a lo 300, al mundo real. Un mundo donde te preguntarás cómo, si 300 espartanos lucharon y superaron tantas y absolutas trampas de los persas, cómo estos romanos, más avanzados que los griegos (se supone), con una legión formada por 3.000 hombres, no sobrevivieron a una emboscada bárbara de aquí te espero, a la que fueron conducidos por una alta traición, a favor de todas las previsiones que el espectador hace, porque huelen.
Y es que, el nuevo film de Neil Marshall puede no ser muchas cosas pero es, sobre todo y además de una cinta con 97 minutos de huídas y persecuciones de las que uno acaba cansado, predecible hasta la saciedad.
Comienza con un estilo a El señor de los anillos (casi te imaginas que pronto aparecerán Gandalf o Frodo, por ahí), mostrándonos la maravillosa ambientación llena de montañas altísimas y majestuosas que no volvemos a ver en todo el film. Con una banda sonora normalita, unos actores pocos conocidos, y unos bárbaros que le pueden, incluso, al propio Imperio Romano.
El protagonista, un Centurión (los centuriones eran los que estaban a cargo de una centuria (100 hombres) en una legión donde había, pues eso, 3.000 soldaditos) dispuesto a vengar las almas de todos los caídos en la emboscada a la Novena Legión, idealizado como un héroe invencible, y que no tiene ningún defecto ni momentos de debilidad a pesar de la que tiene encima. Tan perfecto y tan valiente que no os culparé si le cogéis manía.
Unas luchas que rozan el cine de serie B, con unos bárbaros que cortan cabezas con una facilidad pasmosa, como si fueran de arcilla mojada, y el punto romántico cuando conocemos a Drusilla (el único personaje que logró despertar algo en mí durante tooooooooda la película, bueno, y el veterano que viaja con Centurión, ese sí que era un soldado), hacen que esta película no vaya a ser, ni mucho menos, una joya del género y tampoco una obra referente, que yo recordaré como un patinazo en la obra de Marshall, que sí es cierto que, gracias a su mano, la película se deja ver, y entre tanta persecución y tanta huída del norte al sur y del sur al norte, no te aburres, y puede resultar entretenida... aunque cuando llega el decepcionante final, no recuerdes que llevas una hora y media sentado pasándolo medianamente bien, a pesar de las escenas sazonadas con buenas raciones de sangre y vísceras.
Entretenida, quizá. Pero igual que un café descafeinado. Sales del cine y tienes esa sensación de necesitar otro.
Funtuación final: 5,5/10