Revista Opinión
Se pueden tener diferentes opiniones sobre cómo han gestionado los sindicatos toda la crisis económica, de la oportunidad de convocar una huelga general en julio para septiembre, incluso, de la mayor o menor voluntad de algún que otro sindicato porque la huelga salga bien, pero lo que creo que está fuera de toda duda es la necesidad de salir a la calle para decirle a Zapatero que ya está bien.
La reforma laboral, es la gota que colma el vaso, pero toda la gestión que se está haciendo de la crisis, recortando derechos y anunciando aún medidas peores requiere una respuesta y la única que nos queda es ésta, la huelga general.
Nos dicen que el mercado de trabajo necesita una reforma porque no es lo suficientemente flexible, que hay que ir a otros modelos de contratación, que España está perdiendo competitividad por unas condiciones de trabajo excesivamente garantistas y bla, bla, bla, entonces, ¿cómo es posible que haya más de cuatro millones de parados? ¿Por qué la única reforma normativa que se ha planteado es ésta, mientras que a las entidades financieras nadie les ha puesto ningún límite legal para que no vuelva a ocurrir lo mismo? ¿Por qué tienen que pagar los y las trabajadoras una crisis que no han provocado? Ya se que la gente está desmovilizada, que hay quien pueda tener hasta miedo de hacer huelga porque su puesto de trabajo penda de un hilo, pero un fracaso de la huelga del miércoles será un éxito de las políticas económicas que nos han estado aplicando y la última excusa que necesita Zapatero para abordar el debate del retraso de la edad de jubilación.
Puede que no cambie nada, puede que mantengan todo como está, pero por lo menos les habremos demostrado que no nos chupamos el dedo y que sabemos lo que nos están haciendo, así que invito a todo el mundo a secundar esa huelga y a hacerlo por convicción. Si no defendemos nosotros nuestros derechos, no los defenderá nadie.