Amparo Estrada,
Finanzas.comHa recorrido miles de kilómetros en los últimos días defendiendo la necesidad de secundar la huelga general y extenderla a una huelga de consumo ciudadano porque los recortes afectan a toda la sociedad. Asegura que no tiene miedo de «pinchar».
-¿Quién se juega más en esta huelga: el Gobierno si tiene éxito o los sindicatos si no tiene éxito?
-Quien se juega más es la sociedad española. Los sindicatos ponemos un cauce, que es la convocatoria de la huelga, y una exigencia, que el Gobierno convoque un referéndum para que, ahora que gobierna con una política con la que no compareció a las urnas, los ciudadanos le digan si están de acuerdo o no.
-¿Qué participación espera?
-Lo que yo he percibido, tanto en los centros de trabajo como en la calle, es una voluntad clara de participación, de que las cosas no pueden seguir de esta manera y que merece la pena hacer un esfuerzo. Creo que va a haber una huelga que no va a poder ser discutida en cuanto a su nivel de seguimiento.
-Una de las críticas que se hacen es que la huelga daña la imagen de España. Al día siguiente del 14N ¿habrá más confianza internacional en España o menos?
-La confianza internacional en España la está dañando el Gobierno, no la convocatoria de la huelga. Nos penalizan los mercados porque tienen dudas de que vayamos a poder pagar las deudas y después nos vuelven a penalizar porque como consecuencia del ajuste cae la economía y se nos dice que no vamos a poder pagar las deudas. No ha habido ningún precedente histórico en que con la austeridad se hayan podido superar las crisis económicas.
-¿Sirve para algo la huelga?
-Si no fuera por la movilización no se habrían reunido los dos grandes partidos para buscar una solución al drama de los desahucios. Ha sido la movilización persistente primero de la plataforma contra los desahucios, luego del resto de la sociedad, y desgraciadamente han tenido que suceder tres suicidios para que los dos grandes partidos tomen conciencia. Yo confío en que esa indignación sorda se convierta en participación activa y vivamos de forma pacífica y responsable una gran huelga general.
-¿Confía más en las manifestaciones que en la huelga?
-Tengo plena confianza en las dos formas de expresar el rechazo a la política del Gobierno. Desgraciadamente tenemos seis millones de personas paradas que no pueden hacer huelga aunque quieran. La huelga a estas alturas tiene garantizado su éxito y espero que no pueda ser discutida y que las manifestaciones se conviertan en un clamor democrático.
-¿No contempla pinchar?
-En absoluto. Pero tenemos que ayudar a la gente que trabaja en sitios donde es muy difícil hacer huelga, y me estoy refiriendo al sector servicios, al pequeño comercio, a los bares y algunos centros comerciales que la gente no vaya a comprar.
-Es una movilización europea. ¿Qué pide?
-Europa necesita solidaridad intraeuropea y un plan económico de choque, una especie de Plan Marshall europeo, sobre todo para los países del Sur. Y los sindicatos europeos no estamos dispuestos a asistir impasibles al deterioro de nuestro modelo social y del marco de relaciones laborales.