Lección para miles de sanitarios en huelga, en especial los madrileños, gobernados por el PP, y los andaluces, bajo gestión de la coalición socialista y comunista:
Tras llegar Margaret Thatcher a primera ministra británica en 1979, los empleados del sistema sanitario nacional convocaron una huelga salvaje contra la privatización de servicios, como los de lavandería.
En aquellas largas semanas no hubo más muertos que cuando los reclamantes trabajaban.
Thatcher creyó descubrir así que en la red sanitaria sobraba mucha gente y adelgazó los servicios de manera tan radical que algunos quedaron desatendidos; entonces empezó a morir gente y pasaron bastantes meses hasta que se corrigió la situación.
Ver día tras día en huelga y manifestaciones a millares de sanitarios españoles, aunque no se sabe cuántos de ellos son verdaderos responsables de la salud y cuántos trabajan en tareas anejas, hace pensar que estos días tendría que haber muchos muertos en Madrid y Andalucía.
Pero, no. Se estudia la lista diaria de fallecidos y se compara con la de los de los mismos días de años anteriores, y no hay variaciones.
Los responsables de la sanidad madrileña o andaluza pensarán, como Thatcher, que esos sanitarios que llevan más de una semana protestando, sobran.
Las huelgas se convocan contra la privatización de la sanidad pública, pero realmente no se ha privatizado otra cosa que la administración hospitalaria.
Los administradores reciben eentre el seis y siete por ciento de lo que ahorran, pero es que ahorran bastante: hasta hace poco tiempo cerca de algunos hospitales había mercadillos donde vendían desde las sábanas hasta carísimos aparatos de los centros. Además, casi nadie enferma o desaparece del trabajo porque sí, como antes.
Los hospitales “privatizados” siguen siendo públicos, pero con administración y control privados, y cuidan con la eficacia habitual a los ciudadanos de la Seguridad Social que los tienen como centros de referencia.
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