Estoy intentando echar fuera los 3 kilos que he pillado en verano y los fines de semana me obligo/obligan a hacer el "recorrido de los tres parques", que así es como le llama mi preparador personal (es decir "mi santo"). La batalla sobre ruedas consiste en recorrer desde el campo del Betis, más o menos, en dirección norte hasta el "Huevo de Colón (un monumento que se encuentra en San Jerónimo) justo al otro lado del eje Norte/Sur de la ciudad. Por el camino se recorren los parques de María Luisa, el de San Jerónimo y el del Alamillo, después volvemos. Son muchos kilómetros y he preferido no hacer la cuenta para no "inritarme", porque el calor era de los de calidad superior de luxe, luxury extremo.
Tenía mucha ilusión y ganas de ver estas huertas que hay al final del parque de San Jerónimo. El sur, mi Sur, es agrario y hasta hace no mucho era haitual ver actividad del sector primario por los alrededores de Sevilla. Ahora lo que no es construcción es industria, polígono comercial o parque empresarial y los ciudadanos hemos perdido algo de nuestras raíces.El Ayuntamiento a instancias de Asociaciones de vecinos y otras instituciones ha puesto en marcha un plan de recuperación de huertas entre las que se incluyen las de estas fotos.Me ha entusiasmado verlas, son de pequeño tamaño, algunas ya están limpias, otras tienen berenjenas y calabazas, como la que está arriba. Otras protegen sus cultivos de los gorriones, que bullen como manadas, verdaderas plagas porque pocos animales hay más listos que los gorriones urbanos, que han visto "comida servida" en estos trozos de tierra primorosamente cuidados.
Me llamó la atención el espantapájaros, es el reciclaje de objetos modernos más original y extraordinario que he visto en tiempos. La botella de dos litros de refresco, ensartada en otra cortada de forma transversal y con los CDs viejos a cada lado para ver si con ello se "corta" un poco la pajarería volante, que en esos momentos no estaban porque, ya digo que los gorriones son listos, a esa hora, con este sol, estaban en lugares recónditos y oscuros esperando que pasara "la caló".Mucho me temo que el "espantapájaros" sirve de poco, ya se ve que el dueño también puso una malla de plástico verde sobre los cultivos tiernos.Resulta un paisaje hermoso y enternecedor que invita a reflexionar y a imitar ese trabajo, tan esclavo, que es el de la huerta.