Lejos de entrar a fondo en el extensísimo e interesante tema de la horticultura urbana, hay cosas muy positivas que podemos extraer de ello por su sencillez y enormes beneficios, poniendo una vez más en relación la ciudad y los niños.
Resulta esta una actividad que se ha empezado a extender los últimos años como imagen de urbe moderna, ecológica, avanzada y por qué no decirlo, cool. No es una crítica, puesto que el objetivo aquí es elogiar y dar a conocer esas iniciativas; pero a veces deberíamos mirar las cosas con más sencillez y ver que no es más que algo que se ha hecho toda la vida: plantar un huerto.
Sirve para divertirse y para aprender que los tomates no crecen de seis en seis en bandejas de plástico. No sólo pueden realizarlo los niños, sino los niños con los padres, con los abuelos, con el cole o todo el que quiera. Y aunque es mejor, no es imprescindible tener un “pueblito bueno” para montarlo, también vale la ciudad.
Esto también tiene beneficios para la ciudad. Este tipo de actividad genera desde la transformación de azoteas en cubiertas verdes o patios interiores repletos de maceteros e hileras de lechugas, hasta la recuperación de un solar degradado porque sus vecinos no quieren tener un vertedero. Hay mil formas de integrar algo tan sencillo como es el hecho de cultivar plantas en nuestro entorno urbano cotidiano. Ya sea como iniciativa privada, pública o desde un colectivo vecinal, el resultado siempre va a mejorar el barrio.
Imagen: www.cabanadelretiro.com
En Madrid por ejemplo, La Cabaña del Retiro ofrece entre, otras muchas cosas, un huerto para grupos escolares que durante un curso anual aprenderán a plantar semillas, utilizar las herramientas y lo cuidarán y mantendrán hasta recoger los frutos en la fiesta de la cosecha. Por si nos da envidia a los mayores, también tienen un “huerto del barrio” y muchas actividades gratuitas a las que apuntarse como las rutas por los parques, en las que descubrir cipreses con sus raíces sumergidas en el agua y otros cientos de especies singulares. Podéis informaros más mediante su web o en el blog, lacabanadelretiro.wordpress.com.
Imagen: www.cabanadelretiro.com
Los de la HuertAula Cantarranas tienen algo similar pero organizado por estudiantes y profesores de la Complu, con mucho entusiasmo por inculcar y difundir la agroecología en forma de talleres y cursos en su Aula Rural, Jornadas hortelanas o Sábados verdes en los viveros de la UCM. En verano hay campamentos para dar a conocer la agricultura ecológica a los más pequeños y los “martes en familia” parecen otra buena opción para ir juntos a cavar y sembrar. Podéis ver todo lo que hacen en esta colección de fotos.
Imágenes: Flickr | Autor: Huerta Agroecológica Comunitaria “Cantarranas”
Muchos otros ejemplos interesantes se han unido para formar la Red de Huertos Urbanos con el fin de compartir esta experiencia, intercambiar ideas y difundirlas. Como podemos ver en el mapa de huertos comunitarios de Madrid, algunos de ellos son muy céntricos como Esta es una plaza o el huerto que forma parte del Campo de Cebada, y otros más periféricos como el grupo de personas mayores detrás de Ciudades Comestibles en Alcorcón, que aportan su valioso conocimiento a grupos de discapacitados, niños y cualquiera que comparta su ilusión. La oferta es grande y continúa creciendo, tanto en Madrid como en otras ciudades.
Mapa de huertos comunitarios de Madrid – clic para ver
Estas referencias en general tienen más que ver con la creación de huertos en el suelo natural, aunque algunos casos como el Campo de Cebada, donde el suelo está todo pavimentado, recurren a sistemas como las mesas de cultivo. Pero no es la única posibilidad: Seguramente “os sobra casa”, pero por si os interesa os informo de que también se puede sacar mucho partido al pequeño espacio de una terraza o incluso el balcón, ya sea montando cultivos verticales en botellas de plástico o con muchos otros sistemas que hay, más o menos sofisticados.
Imagen: Flickr | Autor: Células em Ação
Y así podríamos continuar buceando y buscando iniciativas similares en muchas otras ciudades. Las referencias son tantas que seguramente daría para muchos otros posts. Todas ellas son una oportunidad barata, sana, divertida y educativa para que los pequeños campesinos valoren lo que es una ensalada de verdad.