La tradición culinaria china ha producido manjares que se degustan en prácticamente todas las ciudades del mundo. Pero, una de las meriendas que en estos días se degustan en la ciudad de Dongyang, de seguro tiene pocas probabilidades de alcanzar la preferencia de la mayoría de la población occidental. Se trata de huevos cocidos en orines.
Según la creencia en ese país, este plato tiene propiedades medicinales.
Los orines que se usan en la confección del plato deben ser de niños menores de diez años. Así que, la materia prima se recolecta en latones que provienen de los baños de las escuelas primarias.
No hay una explicación, sin embargo, que aclare por qué tienen que ser orines de niños.