Revista Coaching
A veces me dan ganas de golpear o asustar a mi perro,especialmente cuando se muestra cobarde.Sin embargo, cuando tengo conciencia de tales deseos,en vez de soslayarlos me mantengo atento a ellos,sumergido en su curso.
Entonces, mis sentimientos cambianvolviéndose más positivos y juego con élde una manera ruda que le encanta.El darme cuenta de esto lo transformaen mi mente.
Si antes era un objeto que quería golpear,ahora es mi perro con sentimientos y que no deseo herir.
Si al contrario evito mis impulsos crueles sinidentificarlos como parte de mí, o sireconociéndolos como míos los combato, éstosse vuelven más amenazadores.
Rechazar mis sentimientos es condenarme por tenerlos.La parte rechazada reacciona tornándose más fea.El darme cuenta, lo más profundamente posible,parece que siempre vuelvemás positivo el flujo de mi energía.Hugh Prather. Palabras a mí mismo.
Entonces, mis sentimientos cambianvolviéndose más positivos y juego con élde una manera ruda que le encanta.El darme cuenta de esto lo transformaen mi mente.
Si antes era un objeto que quería golpear,ahora es mi perro con sentimientos y que no deseo herir.
Si al contrario evito mis impulsos crueles sinidentificarlos como parte de mí, o sireconociéndolos como míos los combato, éstosse vuelven más amenazadores.
Rechazar mis sentimientos es condenarme por tenerlos.La parte rechazada reacciona tornándose más fea.El darme cuenta, lo más profundamente posible,parece que siempre vuelvemás positivo el flujo de mi energía.Hugh Prather. Palabras a mí mismo.