Cada segundo, minuto, horas y días que transcurren en mi vida me doy cuenta de lo despreciable, nauseabundo, repulsivo y sin alma que puede llegar a ser el ser humano, tan lleno de maldad, sin conciencia alguna, capaz de hacer mal sin importar nada ni nadie, sin limites para dañar me llena de rabia, impotencia y tristeza como personas inocentes tienen que sentir la transferencia de maldad de seres sin escrúpulos alguno. Me llena de impotencia no poder hacer nada al respeto, porque no está en mis manos; me sigue llenando de rabia que quienes deberían de ejecutar para que estas almas hermosas tengan un poco de paz, de amor y le devuelvan una mínima cosa de todo lo que se le arrancó sin preguntar sin delicadeza, a puro dolor sin que fuera su decisión, no actúen a favor sino que simplemente actúan como el resto de los seres humanos, que ven a su beneficio propio; tan llenos de la avaricia, el poder no saben dejar a un lado ese ser tan egoísta y condolerse del dolor ajeno… Decir no es mi lucha pero soy humano, y al igual que ese ser me pudo haber pasado a mí… Pero no!! no es eso ni lo que piensan, ni mucho menos lo que hacen.
El ser humano cada día es más estúpido, sin alma, sin amor, es tan hueco y putrefacto con el tiempo se va volviendo más miserable. No es 1, ni 2, ni siquiera 3; todos con el paso del tiempo nos volvemos tan llenos de maldad, y nos recitamos día tras día la misma mentira de: Soy bueno/a, no hago maldad y una que otra mentira más. Todos estamos podridos de una que otra manera. ¡si! todos; y me pregunto hasta cuando?. Me avergüenzo de mi ser, y de todos mis semejantes, todos adentrados en una burbuja con una vida tan repetitiva, mentes carentes incapaces de una autonomía de pensamientos y un seguimiento de hechos, con vidas tan vacías un cuerpo que solamente lo mueve la nada o simplemente los deseos de otro ser, incapaces de sentir amor, de ese que no daña, de ese que alimenta que te hace volar de felicidad.
A veces me pregunto es mucho pedir un mundo diferente, donde reine el amor, la bondad, la ingenuidad; donde se tiene y se va a su debido momento, no cuando un ser nefasto decide arrancártela sin más. Donde existan menos prisas y más detenimiento, de disfrutar de las pequeñas cosas que componen la felicidad, donde haya seres íntegros; que den por el simple placer de dar, que amen por que así lo sienten, seres con conciencia y condolencia de sus semejantes, donde se ejecuten los trabajos por amor, no por lo que vayas a adquirir, menos superficialidad y más humanidad.
Es mucho pedir en un mundo que lamentablemente el gran por ciento dejó morir su humanidad. Si eres de ese poco por ciento que la conserva, atesorala nada en esta vida tiene más valor que tu humanidad.
Nada.