Revista Ciencia

Humanos en la niebla

Publicado el 29 noviembre 2019 por Scarioshr Óscar Huertas @ScariosHR

Hace unos días salí de casa como cada mañana a pasear con mis dos perretes. Estaba un poco más oscuro que otros días... había niebla.

Al salir a una calle paralela a la mía observé esto que podéis ver en la imagen. Vamos a hacer caso a Joaquín Sevilla y mirar un poco mas allá para darnos cuenta de varias cosas.

Humanos en la niebla


La sensación al salir a este ambiente es como si de repente la ciudad hubiera ascendido a los cielos y se hubiera adentrado en las nubes (bueno, algo similar porque en realidad son nubes a nivel del suelo).
Lo que hace que la luz del sol no penetre son miles de pequeñas gotitas de agua en suspensión. Esas gotitas pueden ser nubes estratosféricas desplazadas por las masas de aire o bien humedad acumulada procedente del suelo, ríos o masas boscosas (esto lo descartamos en la zona de Granada). No son tan pequeñas como para formar parte del la humedad invisible a la que estamos acostumbrados ni tan grandes como para que les afecte la gravedad y caigan en forma de lluvia. Por eso permanecen ahí, estáticas en el aire y envolviendo todo.

Es fácil ver esta niebla a primera hora del día pero conforme avanza la mañana y el ambiente se calienta, estas nubes precipitan (condensan sobre la superficie de las cosas) en parte y ascienden en otra gran parte hasta la altura a la que estamos acostumbrados a ver las nubes.

Me pregunté la razón de no ver en Granada estas nieblas tan a menudo como lo hacía en mi pueblo y seguramente sea por la orografía. Mi pueblo está muy cerca de Sierra Nevada y a casi 1000 m de altura mientras que Granada (la ciudad) está un poco mas baja y lejos y aún hay algunas montañas de menos altitud antes de llegar al gran muro que representa la sierra.

Pero de repente fui consciente del color de las farolas... y de los faros de los coches que no aparecen en la foto. Son amarillos/anaranjados (no tengo conos suficientes en los ojos para distinguir un color exacto). ¿Se habrá seleccionado este color para estas ocasiones? ¿dependerá más bien del material con el que se fabricaron las bombillas? ¿Una casualidad?.

Resulta que en situaciones de alta densidad de niebla la dispersión de la luz en las partículas de agua favorece que podamos ver las longitudes de onda entorno al amarillo y es precisamente esta la luz que tienen los faros antiniebla de los vehículos (o tenían... en la actualidad aunque el amarillo se permite usar en algunos países, en la mayoría de países europeos los faros delanteros deben ser blancos).

Una cosa mas... el halo.

Si miras las farolas tienen un halo o aureola de luz alrededor. En otras ocasiones he visto este halo en la farola (en días claros) y pienso que es algo de mi visión, ya que cuando tapo la fuente de luz, el halo desaparece. Lo que me indica que no está realmente ahí. Es mi ojo. Muy seguramente mi globo ocular imperfecto no transmite la luz de forma recta y fidedigna al punto de emisión.

Pero con esta niebla, al tapar la fuente de luz, no desaparece ese halo. Sigue ahí desafiante. Muy posiblemente se deba a que las partículas de agua que hay alrededor reflejan la luz y la reemiten en otra dirección. Es un halo real.

Pues en estas reflexiones se me pasó el tiempo de paseo de los perros y tocaba volver a casa para comenzar otra jornada de trabajo.

Seguiremos atentos a este tipo de cosas gracias a la asignatura de Física Cotidiana impartida por Joaquín Sevilla en el Máster de Cultura Científica


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