Revista Opinión

Humarada y adicción

Publicado el 06 junio 2019 por Carlosgu82

De nuevo entre los dedos de su mano derecha, se encontraba el, tan delgado y adictivo, con sus medidas perfectas. Nunca entendió, ni mucho menos intentó comprender como esos siete centímetros lograban apaciguar sus ansias, como le permitían expiar sus pensamientos y llevarle a un estado de éxtasis.

Luego de algunos meses sin hacerlo, lo tenía frente a frente y titubeando en su acto, tomó el encendedor, el mismo que había tenido olvidado y lo llevo muy lento hacia el, para encenderlo e inmediatamente posar sus labios sobre el e ingerir su emanación, una vez logrado su objetivo se sintió libre, y sí, aunque con este acto volvía a una de sus tantas adicciones y que un día por amor juro dejar, nuevamente experimentaba una placidez que solo cada fumarada podía darle.

Curioso le pareció el darse cuenta que su ida y regreso de cada uno de sus hábitos que aunque para sí, siempre fueron buenos, pues daban la sensación de libertad, algo que pocas cosas en la vida lograban darle y a la vista de una sociedad reprimida y enjuiciadora estaban errados, llegó a la conclusión que el regreso a este particular hábito estaba ligado a la ausencia de esa persona, poseedora de una sonrisa capaz de iluminar y dar vida al lugar más sombrío y en su momento le dio calidez a su alma, ese ser portador de una luz tan adictiva que había logrado desplazar sus adicciones más oscuras a una sola, a la adicción de su piel.

Mientras lo fumaba, comprendió que esa persona ya no estaba, entre cada inhalada y exhalada, llenó sus pulmones de aquella humarada cargada de paz y desterró de si, cada rastro que esa persona había dejado en su piel, terminó su cigarro y para sí, fue como sí hubiese dado un adiós fulminante con esa persona, pues pensaba no posar sus labios en la piel ni de ese cigarrillo ni en la de aquel.


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