Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "¿A quién me quejaré del cruel engaño?", de Juan de Arguijo (1567-1623), poeta, mecenas y músico español del Siglo de Oro, dentro de la corriente estética barroca. Hijo de familia acaudalada y caballero Veinticuatro de su ciudad natal, fue nombrado procurador en las Cortes convocadas por Felipe III en 1598. Era además músico y diestro tañedor de vihuela, y se distinguió como mecenas de artistas y escritores. En su tertulia solía leer cuentos, que recogió el poeta sevillano Antonio Ortiz Melgarejo y editó Antonio Paz y Meliá en uno de los volúmenes de "Sales españolas o agudezas del ingenio nacional" (1902). En estas liberalidades y por su afición a la buena y disipada vida dilapidó bastante su patrimonio familiar y hubo de padecer bastantes estrecheces económicas en su vejez. En sus poemas suele aparecer bajo el sobrenombre poético de Arcicio. Reaccionó contra el culteranismo que sedujo a la mayoría de sus contemporáneos, pertenecientes también a la escuela sevillana, oponiendo a dicha estética el clasicismo y la erudición arqueológica, por lo que su poesía aparece a los criterios actuales demasiado culta y fría, si bien goza de una gran perfección formal y equilibrio, que lucen su virtud en sonetos perfectos, sobre todo de temas mitológicos, que eran los que prefería, aunque también compuso sonetos de tema moral e históricos con el habitual desengaño y melancolía saturniana de los barrocos. Escribió cartas de gran valor literario y fue amigo y el mecenas sevillano de Lope de Vega, quien le dedicó sus "Rimas" y le imitó en algunos de los sonetos que contiene este libro de tema mitológico, histórico y grecolatino. De inspiración fundamentalmente clásica, académica y formal, seguidora del arte frente a la espontaneidad, pertenece a ese grupo de melancólicos poetas sevillanos que cantan a las ruinas, como Rodrigo Caro, que fue discípulo suyo. El equilibrio, la perfección formal, la temática clásica y la estética de Arguijo le constituyeron en el siglo XVIII como uno de los modelos de la literatura del Neoclasicismo junto a los escritores renacentistas del siglo XVI.
Las viñetas que hoy acompañan la entrada son todas del dibujante Ros, que las publica en diariamente en El País.
Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt***¿A QUIÉN ME QUEJARÉ DEL CRUEL ENGAÑO?
¿A quién me quejaré del cruel engaño,
árboles mudos, en mi triste duelo,sordo mar, tierra extraña, nuevo cielo,fingido amor, costoso desengaño?
Huyó el pérfido autor de tanto daño
y quedé sola en peregrino suelodo no espero a mis lágrimas consuelo,que no permite alivio mal tamaño.
Dioses, si entre vosotros hizo alguno
de un desamor ingrato amarga pruebavengadme, os ruego, del traidor Teseo."
Tal se queja Ariadna en importuno
lamento al cielo y entretanto llevael mar su llanto, el viento su deseo.
Juan de Arguijo
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VIÑETAS DE ROS
Entrada núm. 2495[email protected]La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)