Elizabeth Barret Browning
Es muy posible que a algún purista la parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y la sonrisa, así pues, ¿por qué no juntarlas?
Continúo la serie con "Sonetos del portugués" de la poetisa británica Elizabeth Barret Browning
(1806-1861), una de las más respetadas de la era victoriana. A los catorce años escribió un poema épico sobre la Batalla de Maratón. Fue educada en casa, recibiendo lecciones del tutor de su hermano, el famoso helenista ciego, Hugh Stuart Boyd, vecino suyo, leyendo autores latinos, Milton, Shakespeare y Dante. Su pasión por los clásicos y los metafísicos se compensaba con un fuerte espíritu religioso de fe cristiana. En su adolescencia, contrajo una enfermedad pulmonar, probablemente tuberculosis. Después de un matrimonio secreto y una fuga del hogar paterno acompañó a su marido a la Península italiana, que se convirtió prácticamente en su casa hasta su muerte, y con cuyas aspiraciones políticas de unificación se identificó plenamente. Está considerada como la más grande poetisa inglesa. Sus obras están llenas de ternura y delicadeza, pero también de fuerza y hondura de pensamiento. Sus propios sufrimientos, combinados con su fuerza moral e intelectual, hicieron de ella una defensora de los oprimidos allí donde los encontrara. Está enterrada en el Cementerio Inglés de Florencia.Las viñetas son las habituales de Morgan, en Canarias7; Padylla y Montecruz, en La Provincia; Forges, Peridis y Ros, en El País; y Ricardo y Litus y Puñales, en El Mundo. Todas del día de hoy.
Espero que disfruten de unos y otras. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt
SONETOS DEL PORTUGUÉS
Si has de amarme que sea solamente
por amor de mi amor. No digas nunca
que es por mi aspecto, mi sonrisa, el modo
de hablar o por un rasgo de carácter
que concuerda contigo o que aquel día
hizo que nos sintiéramos felices...
Porque, amor mío, todas estas cosas
pueden cambiar, y hasta el amor se muere.
No me quieras tampoco por las lágrimas
que compasivo enjugas en mi rostro...
¡Porque puedo olvidarme de llorar
gracias a ti, y así perder tu amor!
Por amor de mi amor quiero que me ames,
para que dure amor eternamente.
Elizabeth Barret Browning
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Entrada 2413
[email protected]La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)Todo poder corrompe y el poder absoluto, de forma absoluta (Lord Acton)