Hungría cerrará hoy, a partir de la medianoche, su frontera con Croacia. Lo ha anunciado Péter Szijjártó, ministro de exteriores, esta tarde, tras la reunión del gobierno húngaro de esta mañana. La decisión se ha tomado tras las reuniones del Consejo Europeo del pasado jueves y del grupo Visegrád (Polonia, República Checa, Eslovaquia y la propia Hungría). Este cierre se suma al de la frontera con Serbia, y tiene como objetivo reducir la entrada de inmigrantes irregulares a territorio húngaro.
Sobre la crisis migratoria europea escribí la última vez hace ya casi un mes, y no ha sido precisamente por falta de acontecimientos, sino más bien lo contrario. Sucedían muchas cosas, demasiadas, que requerían una enorme cantidad de tiempo y esfuerzo para ser analizadas de manera detenida. Además los medios dijeron muchas cosas, algunas de ellas mentiras enormes, tanto los considerados de derechas como los que se supone que son de izquierdas, llegando incluso algunos a insultar directamente, como por ejemplo el presentador del programa "Al rojo vivo", que me desanimó mucho para escribir respecto a todo esto. Las cosas se han calmado un poco, en comparación con la locura que fue Septiembre, pero el tema sigue calentito, y lo que falta.
Para explicar brevemente los tratados de Schengen y Dublín a los periodistas y políticos que aún no comprendan cómo funciona esto (porque hay que ver las cosas que he oído en los medios de comunicación), voy a hacer una historia simple y fácil de entender, al estilo "Barrio Sésamo". Bien, imagínense una comunidad de vecinos en un bloque de viviendas. Una comunidad muy unida y amiga, tanto, que el del 4º va a comer donde el 5º, porque cocina muy bien, y este va a donde el 6º a tomar el sol a su gran azotea, o el del 2º baja al 1º a pedirle una herramienta. Bueno, resulta que un día se juntan todos en una reunión de vecinos y deciden que, como se llevan tan bien y están todo el tiempo de una casa en otra, en vez de llamar al timbre y esperar todo el rato, sería más cómodo quitar las puertas de la escalera, ya que todos se conocen y confían mutuamente. Porque al final, si el del bajo vigila bien el portal del edificio, no hay nada que temer. Eso sería el espacio Schengen. Ahora, el del 3º, que es el vecino más rico y tiene la casa más grande, dice, ojo, que yo me fío mucho del bajo, pero si un día me encuentro en mi casa a aun desconocido que no me quiere decir su nombre, como ha entrado por el portal obviamente, se lo devuelvo al del bajo y que él se encargue, porque es su culpa por no vigilar bien quién entra por el portal. Bueno, pues eso es el tratado de Dublín, por supuesto de una manera muy simple, las cosas son claramente más complejas. En cualquier caso es fundamental para comprender las reacciones de los pequeños países con fronteras exteriores de la UE.
Volviendo al tema, el resumen de este último mes es que desde el cierre de la frontera entre Hungría y Serbia, la ola migratoria se ha desviado (en realidad lo correcto es decir que las mafias han desviado la ruta migratoria que gestionan) a Croacia. Lo último que escribí fue cuando el primer ministro croata, Zorán Milanovic declaró que su país iba a gestionar eficazmente este problema, pero horas después dijo que Croacia estaba "desbordada" (lo que se puede ya considerar como "marcarse un Merkel"), y comenzó a mandar a los inmigrantes que iban llegando a territorio croata y declinaban pedir el asilo, en trenes y autobuses a la frontera con Hungría, donde los abandonaba a su suerte.
El gobierno húngaro, harto de intentar cumplir la normativa de la UE respecto a inmigración (acuerdo de Schengen y protocolo de Dublín), y no llevarse más que feroces críticas e insultos por ello, comenzó a, en lugar de registrarles, montarlos en trenes y autobuses, y plantarlos en la frontera austríaca. El gobierno de Austria hace lo mismo, llevándoles a Alemania, que es el destino final deseado por la gran mayoría de estas personas (algunas de ellas sirias, huyendo de los campamentos de refugiados turcos, libaneses y jordanos, tras años de guerra salvaje e infructuosa en su país, acompañados de albaneses, kosovares, macedonios, iraquíes, magrebíes, asiáticos, subsaharianos y de más rincones del mundo, y estas últimas aprovechando el drama sirio para tratar de establecerse en Europa occidental, espoleados por las declaraciones de Merkel y las mafias traficantes de personas). El ritmo ha variado entre los 5.000 y los 10.000 inmigrantes diarios llegados al país magiar, lo cual ha elevado la cifra a casi 400.000 personas llegadas a Hungría en los últimos 10 meses (la gran mayoría desde este verano). Esto son las cifras oficiales, pero en realidad no se sabe cuántos han llegado a Europa, ocultos por ejemplo en camiones o coches, algunos, por desgracia, falleciendo en el intento.
Mientras tanto, Hungría ha levantado una doble valla en su frontera con Croacia, de manera idéntica a la que erigió en la frontera con Serbia, en los tramos terrestres con el país croata (la mayoría del territorio fronterizo entre ambos países está separado por el río Drava, con lo cual tan solo las zonas sin río han sido valladas, lo que ha permitido la construcción de la verja en apenas un mes). Para evitar repetir el correcalles entre inmigrantes y policía que vimos cuando comenzó a cerrarse el tramo serbohúngaro, ha esperado a tener la valla completamente lista para anunciar el cierre fronterizo. Los militares y la policía se han trasladado allí a la espera del cierre efectivo esta medianoche. Existe la posibilidad de que se repitan incidentes como los de Röszke. De camino a la frontera están ahora mismo centenares de policías.
Frontera entre Croacia y Hungría, a pocas horas de su cierre. Las policías croata (izquierda) y húngara (derecha) controlan el acceso de los inmigrantes de un país a otro. Se calcula que desde mediados de Septiembre han cruzado así casi 200.000 personas.fuente: index.hu
Un tren húngaro, esta misma noche, con una de las últimas partes de la valla que cerrará su frontera herméticamente con Croacia.fuente: index.hu
No se sabe qué va a ocurrir ahora, parece que Croacia medita trasladar a los inmigrantes a la frontera con Eslovenia, pero ya veremos, porque la primera vez que lo intentó, la policía eslovena los paró, motivo por el cual Croacia comenzó a mandarlos a Hungría, que sí se encargó de ellos llevándolos a Austria. De hecho, tras el anuncio del gobierno húngaro, Eslovenia ha comenzado a reforzar sus puestos fronterizos con Croacia. El miedo que todos los países "de tránsito" tienen, es que Alemania diga basta (y a juzgar por la saturación que comienzan a mostrar los servicios del país germano, no parece que falte mucho) y de repente miles de inmigrantes se encuentren bloqueados en su territorio, porque el tema puede acabar muy mal, por no hablar de las "devoluciones" que los tratados europeos permiten realizar a Alemania, de todos aquellos a los que no les conceda el asilo (que serán la mayoría de los no sirios, y la mayoría no son de Siria) al país por el que entraron a espacio Schengen.
Entre tanto, Merkel parece ir poco a poco asimilando las consecuencias de sus actos. Parece que ha comenzado a darse cuenta de que una cosa es acoger, y otra muy diferente integrar, a millones de personas de golpe. Que en un cuarto de siglo Alemania no ha integrado aún la parte occidental con la oriental, desde su famosa "reunificación", así que parece difícil que vaya a proporcionar piso, trabajo, seguridad social y clases de alemán a millones de inmigrantes de golpe, cuando es incapaz de hacerlo con sus propios ciudadanos. Y esto se puede extender a toda la UE en general, donde la pobreza, lejos de remitir, sigue aumentando.
Así que Merkel ha optado por la única vía que la mayoría de políticos conocen: meter la mano en el bolsillo del trabajador europeo y darle a Erdogan 3.000 millones de euros para que mejore las condiciones de los campos de refugiados de Turquía, confiando en que esto detendrá la ola migratoria. De momento a Erdogan no le parece suficiente dinero, y pide liberación de visados y capítulos de acceso a la UE. Vamos, que tras la crisis de la deuda soberana, estamos camino de otra nueva crisis, para poner la puntilla. Bravo Merkel y sus súbditos como Rajoy, que nos llevan por este camino. Con políticos como estos me sorprende que aún siga existiendo eso que se supone que es Europa. Sin duda existe por toda la gente que se levanta pronto por la mañana y acude a sus puestos de trabajo. Y no por sus políticos.