- Aunque parezca que son la policía no es así, son las milicias, fuertemente armas. La policía está allí para controlar el suceso.
- Miembros de las Szebb Jovoért Polgáror Egyesulet (Asociación de patrullas civiles para un mejor porvenir) con gorras de las SS Alemanas.
- La milicia fascista en una de sus incursiones
El 17% del parlamento de Hungría está controlado por el partido Jobbik (Movimiento por una Hungría mejor). Un partido heredero del peor fascismo y nazismo europeo. Es preocupante, pero lo sería menos si no fuera porque existe una milicia que se dedica a cazar gitanos en este país. Estas milicias dependen de ese partido, como en su día las SS y las SA dependieron del NSDAP alemán. Siembran el terror, e incluso algunos alcaldes, contagiados de su xenofobía los han llamado “para defender sus localidades contra la delincuencia” gitana.
Por otra parte, el gobierno de centro derecha que arrasó en las últimas elecciones, con dos tercios del parlamento, ha redactado una nueva constitución que tiene un marcado carácter nacionalista, católico, homofobo y contra los derechos de la mujer y el aborto. Contagiado hasta el éxtasis por el mensaje ultra-derechista de Jobbik, ha creado esta constitución que al mismo tiempo estará blindada, ya que establece que para poderse modificar necesitará dos tercios del parlamento, cosa complicada de lograr. Y para cerrar el desastre el gobierno ha establecido controles contra la libertad de prensa.
Los testimonios en Hungría cada día son más graves. Los milicianos hacen desfiles armados y entonando cánticos militares. “Nos han llegado a decir que nos largáramos de Hungría, porque de lo contrario nos iban a matar” llega a decir un joven gitano para Público. A los húngaros les toca resistir esta oleada. Tiene pinta de que no van a ser las últimas noticias que escuchemos de este pequeño país que se enfrenta al problema del racismo y la xenofobia.