Revista Libros
Hunter S. Thompson está sentado en la habitación de un hotel, ante una máquina de escribir. Son las tantas de la madrugada y aún no ha escrito el artículo que debe entregar. Está drogado y bebido, y sólo se le ocurre tomar mescalina por primera vez. A medida que nota los efectos, los va describiendo. Este relato es muy divertido y me parece extraordinario. El rey del gonzo logra plasmar en el papel ese flujo de conciencia que nos acomete cuando nos hemos evadido. Cuando quieres levantarte, por ejemplo, y eres incapaz de darle una orden a las piernas. Es como un apéndice a esa maravilla titulada Miedo y asco en Las Vegas. Sirva de ejemplo un fragmento: Sí, finalmente conseguí hablar con Oscar, viene hacia acá con unas cervezas... El problema ahora es no enemistarme con el personal del hotel pidiendo cervezas a gritos a estas horas de la madrugada... zona de desastre inminente, no pelear con el personal, no en este catastrófico estado... debo hacer durar este último sorbo de cerveza hasta que Oscar llegue con más... un amortiguador humano, eso necesito, alguien que me contenga o me domine... de vuelta las noticias, hasta en FM.Aquí