En esta ocasión he vuelto a saltarme los listados de los
1001 libros y los 340 libros. No sólo tengo ya pocos libros en mis estanterías de ambos listados sino que menos aún de ellos me interesaban en estos momentos. He acabado eligiendo uno que pertenece a la misma colección de historias de aventuras que tengo por casa desde que era una niña. Precisamente este año han caído El prisionero de Zenda y La hija del capitán de esa misma colección. Creía que iba a ser una historia de aventuras similar pero no, hay bastante más que rascar en esta novela, tal vez sea en parte porque ya es una novela del S. XX (se publicó en 1929).ArgumentoEn Jamaica, a mediados del siglo XIX, los cinco hijos de la familia inglesa Bas-Thornton(John, Emily, Edward, Rachel, y Laura)y los dos de la familia criolla Fernández (Margaret y Harry) viven en una especie de paraíso entre plantaciones de cañas de azúcar. Pero, después de que un terremoto y un terrible huracán hayan reducido a escombros las posesiones de ambas familias, son enviados a Inglaterra para su educación así como para alejarlos de nuevos desastres naturales, tan peligrosos en esos parajes.
Durante el trayecto, el Clorinda, el barco en que viajan, es abordado por unos piratas capitaneados por el holandés Jonsen y su segundo Otto. Tras el abordaje, los niños se encuentran accidentalmente "secuestrados" y, por error, dados por muertos. Ahora quedarán al cuidado de unos piratas sin ser conscientes que eso no forma parte del plan de sus familias para llegar a Inglaterra.
ReseñaNo he llegado a leer El señor de las moscas, pero por lo que tengo entendido de ella, esta novela se acerca un poco a lo que se plantea. Buscando información, he leído que aquella tiene influencia de ésta. Es decir, estamos ante una obra que trata la psique de los niños y cómo en éstos se puede llegar a mezclar la ingenuidad y candidez con los oscuro y retorcido.
De entre todo este chiquillerío que acaba en un barco de piratas, son las dos niñas mayores las más relevantes en la trama, sobre todo Emily, de 10 años, es la que se acaba llevando todo el protagonismo. Por su parte, Margaret es la mayor del grupo, con 13 años, y es la única lo suficientemente madura para entender lo que sucede y, por ello, la más asustada con lo que vive.
La historia está situada temporalmente en un contexto de decadencia de la piratería, cercana a desaparecer gracias a los barcos de vapor, cada vez más frecuentes. Si tal vez el contexto hubiese sido uno con la piratería en pleno auge y el protagonismo hubiese caído en los niños, seguramente la novela habría sido otra, más cercana a La isla del tesoro, una aventura más. De hecho, era lo que yo suponía al coger el libro: que la trama iría de cómo los niños iban a acabar formando parte de la tripulación, posiblemente con alguna elipsis temporal que los llevase a la adolescencia al menos.
En cambio, el autor prefiere usar una perspectiva más psicológica. Trata el descubrimiento de la existencia propia, la diferencia del yo individual frente a los otros y la disposición a confundir y alterar verdad y mentira, bondad y maldad, realidad e imaginación. Si este enfoque es más o menos acertado ya no lo puedo decir, pero funcionar, funciona muy bien en la novela.
La sutilidad con la que se narran los hechos y el fino humor que usa el autor llega a enmascarar los hechos más terribles. Entre pasajes y situaciones que rozan lo absurdo o el ridículo (la toma del Clorinda por los piratas) se cuelan momentos muy desagradables y escenas de auténtico espanto (muerte, asesinato, violación). Es una mezcla curiosa que, al contrario de lo que os podáis creer, acaba funcionando muy bien. El punto más flojo de su estilo es cuando en determinados momentos se excede en tecnicismos, ya sea de terminología náutica o de psicología, divagando demasiado.
Me alegro mucho de no haber intentado leerla cuando pequeña. O quizás habría disfrutado de la parte más de aventura y divertida de modo que una relectura ahora me habría dejado los ojos como platos al percibir cosas que entonces, seguro, se me habrían pasado por alto. Que no os engañe la temática, es una obra profunda e intensa. "¿Un niño puede ser más cruel y amoral que un pirata?" parece que se pregunta el autor al escribir esta historia. Su respuesta es sí.