Uno de mis libros de misterio favoritos es Diez negritos de Agatha Christie. Cuando lo leí, me costaba una barbaridad dejar de leer y su desenlace me dejó alucinada. De hecho, lo considero una de las mejores novelas de misterio que he leído. Por eso, cuando me topé con Hyde de David Lozano y su sinopsis me recordó un poco al planteamiento de Diez negritos, no pude evitar hacerme con él.
Un grupo de adolescentes ha sido seleccionado para ser parte de un experimento, el proyecto Hyde, que pretende incentivar la lectura mediante el uso de mensajes subliminales. Sin embargo, pronto descubren que han sido engañados y que, en realidad, se han metido en una trampa: están atrapados en una casa, siendo presa de una terapia subliminal que desata la violencia en ellos al mismo tiempo que la contiene. Cuando uno de ellos muere, la acción se dispara pues saben que sólo será el primero de muchos y que ya no hay nadie en quien pueden confiar.
Como veis, la premisa es bastante interesante: un grupo de adolescentes es encerrado en una casa donde les someten a un experimento que emplea la terapia subliminal para desatar una violencia extrema en ellos, lo que, al mismo tiempo, también impide que se abandonen a ella. Así, los protagonistas están obligados a cumplir con el programa, a someterse a esa terapia que los vuelve violentos y que impide que lo hagan al mismo tiempo. La verdad es que todo el tema de la terapia subliminal me parece muy interesante y está bastante bien pensando.
Sin embargo, Hyde no es una novela perfecta y no termina de aprovechar ese planteamiento tan interesante, por lo que el resultado es un tanto irregular.
Su punto más fuerte es que es terriblemente entretenida. Se lee muy fácilmente, sobre todo porque el ritmo es frenético: no deja de haber un giro tras otro, lo que hace que quieras seguir más, leer el siguiente capítulo para saber qué va a ocurrir a continuación. Además, las escenas de acción están muy conseguidas, al igual que la tensión en los momentos donde los personajes se ven amenazados.
La novela está escrita en tercera persona y combina la acción en la casa con la investigación del inspector Lázaro, cambiando el punto de vista de un personaje a otro. De hecho, David Lozano sí que acierta con los cambios de punto de vista, sobre todo cuando narra como un personaje es asesinado desde su punto de vista, ya que no aclara quien es el asesino, sin que quede extraño.
Sin embargo, Hyde tiene varios "peros" que hacen que no sea algo más que una novela entretenida, agradable de leer, lo que tiene su mérito, ¿eh?
Por un lado, el desenlace es muy predecible. Prácticamente desde el principio se deduce lo que está ocurriendo y el desarrollo no crea ni asomo de duda, pese a que David Lozano lo intenta usando las dudas de los personajes.
No obstante, eso se le podría perdonar, dado que Hyde es muy entretenida y se lee en un verbo. Al igual que se le podría perdonar la falta de ambientación. No hay ni una mera descripción que cree algo de ambiente, limitándose a aclararnos que están en una casa o en una habitación, adoptando todo el rato un estilo quizás demasiado sencillo.
El principal problema han sido los personajes. No sólo eran clichés de película americana (el deportista, la reina de hielo, el pajillero, la colgada, el rarito...), sino que ninguno logró interesarme lo más mínimo. El único que me resultó algo más interesante fue Álvaro y, aún así, era tan artificial como el resto de sus compañeros. No logré ver más que arquetipos, ni un rastro de humanidad o de algo que hiciera lamentar sus destinos.
Hyde es una novela muy entretenida, de lectura amena y sencilla, pero que se queda a medio camino porque los personajes no sólo son planos, sino que no interesan. Sin embargo, el ritmo frenético y los giros compensan los fallos que tiene la novela, por lo que es una buena opción para una tarde de verano, sobre todo si te gustan las historias de este tipo.
El próximo lunes literario estará dedicado a... Bajo cero de Karen Marie Moning.