La canción de hoy, que constituyó un éxito inmediato a nivel internacional, es un ejemplo muy ilustrativo de la fusión entre el country, el pop y el rockabilly. Su autor, Billy Swan, compondría numerosos temas para otros artistas, pero, sin lugar a dudas, esta es la canción por la que más se le recuerda, y, además, la grabó él mismo.
Fijaos cómo hacia el final hace amago de acabarse, pero la guitarra la retoma de nuevo, un recurso que ahora puede parecer no tan novedoso, pero que sí lo era hace 40 años. Tal como sostiene Swan, ese solo instrumental es, de hecho, por lo por lo que la mayoría de la gente recuerda la canción. Ah, y una curiosidad: el órgano que se escucha en la grabación fue un regalo de boda de unos viejos amigos suyos, Kris Kristofferson y Rita Coolidge; Swan empezó a “trastear” con él y en solo 20 minutos salió la canción. De nuevo en sus palabras, “por experiencia, las canciones que salen en poco tiempo son las mejores”.
Fuera de sus fronteras, como apunté antes, fue una de las canciones más escuchadas de 1974: en Europa llegó al número 1 en Noruega, Austria, Bélgica, Países Bajos, Suiza, Alemania, Suecia, Dinamarca y Francia, y arrasó también en Australia y Nueva Zelanda.
La canción habla de un hombre que se ofrece a casarse con una mujer que ya tiene un hijo: “Todo lo que tienes que hacer es llamar, sabes lo que siento por ti, si tu hijo necesita un padre, tengo dos brazos fuertes, puedo ayudar”.
Escuchemos la versión original de Billy Swan en I Can Help (1974).
Elvis Presley se dio cuenta de su potencial, que encajaba perfectamente con su estilo, y la hizo suya. Juzgad por vosotros mismos; en mi opinión, no llega a la calidad de la original.
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