Con una camiseta que rezaba el título del post se presentaba ayer Jeremy Scott en su debut para la firma italiana Moschino. El controvertido diseñador presentó en la Milán Fashion Week una colección basada en un ejercicio de opuestos que más que “ready-to-wear” era… “to-take-away”. Sin duda el resultado no ha dejado a nadie indiferente.
¿Qué pasa si dejamos si la algunos iconos de comida basura americana tengan una cariñosa cita con la costura? ¿Qué pasa si un diseñador va en busca de inspiración a un supermercado? ¿Qué pasa si se sustituyen los códigos black and white de Chanel por el rojo y amarillo de MacDonalds? Si como yo pensabas que el clásico traje de chaqueta de popularizó Coco ya no admitía más vueltas que las que el Señor Karl le da cada temporada… ¡Toma ya!
Tengo que admitir que como ejercicio creativo me parece interesante y divertido. Pero me parece obsceno que exista peña que se gaste la pasta, mucha pasta en estos modelitos. Sin duda alguna, Moschino vuelve a captar las miradas fashionistas y sobre todo volverá a vender mucho accesorio. ¡Qué se preparen el bolso Happy Meal, el bolso vaso y todos los demás para el ataque de los clones!
>fotos vía vogue.es