De vez en cuando mis queridos compañeros de clase hacen ciertos comentarios que me hacen preguntarme cómo demonios han conseguido llegar a la universidad. Sin ir más lejos, hoy mi corbata de Einstein (véase foto a continuación) me ha regalado una perla monumental de una de mis compañeras que, queriendo hacer un comentario intelectual (creo), me soltó:
-¡Cómo mola tu corbata! ¿Eres fan de Einstein?-...
(Sí, tengo todos sus discos.)
Si hay algo que he aprendido a lo largo de mis viajes por el globo es que sólo hay dos verdades universales: que el agua hierve a 100 grados y que la estupidez humana no tiene límites.
O, dicho de otra forma, más vale cerrar la boca y parecer idiota que abrirla y demostrar que lo eres.
La autora y su corbata.